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Borges por Piglia

Ricardo Piglia

TEORÍA Y ENSAYO

En una entrevista de 1972, un joven Ricardo Piglia le dijo a Borges que estaba escribiendo un libro sobre él. Un anuncio llamativo, si se lo mira desde el recorrido que iba a seguir luego la obra crítica de Piglia, en la que casi no hay libros escritos como tales. Empezando por Crítica y ficción (1985), sus intervenciones sobre literatura y escritores fueron primero entrevistas, conferencias, guiones de historieta, clases, conversaciones, que en una fase posterior él reunía, muy reescritos, en un volumen. Eso cuando no delegaba sus teorías en personajes de novelas y diarios, que han funcionado como escurridizos voceros. Y aun algunos de sus más influyentes trabajos sobre escritores argentinos —como los de fines de los años setenta sobre Arlt, Borges y Sarmiento, que dejaron fuertes marcas en la forma de leer a esos autores— se conocieron sólo en el formato de artículos de revistas.

El flamante Borges por Piglia pertenece a esa clase de libros que vienen de otra parte; en este caso, de las cuatro clases dictadas por el escritor en la TV Pública en 2013. Firmemente guionadas, esas apariciones magistrales condensan décadas de examen de la obra borgeana, y se las podría leer como la virtual ejecución de aquel libro anunciado. Una particularidad de este volumen póstumo es que, a diferencia de otros que se vienen publicando tras la muerte de su autor en 2017, es el primero que Piglia no supervisó personalmente.

No es una exageración decir que Piglia modificó los modos de leer a Borges. En los años sesenta y setenta, entre la intelectualidad argentina, las posiciones frente al autor de Ficciones tendían a trabarse en torno a polos. Por un lado, se enfatizaban el estilo, la cultura cosmopolita y la inventiva de infinitos y laberintos. Por su lado, críticos más nacionalistas, o más inclinados hacia la izquierda, o practicantes de una sociología de la literatura contenidista, le reprochaban lo poco situado, lo ahistórico, la poca argentinidad que percibían. El desafiante conservadurismo político del escritor, ostentado en momentos sensibles, colaboraba con estas incomprensiones.

Piglia, con sus instrumentos que deben mucho a su frecuentación de Marx y de Althusser, de Tiniánov, de Brecht y de Gramsci, irrumpió con dispositivos de lectura que le permitieron ver bajo otras luces las obras de Arlt y de Borges, poniendo el eje en las posesiones —o desposesiones— en las que imaginariamente ellos fundaban su acceso a la literatura. En el caso de Borges, la biblioteca y el culto del coraje, dos pertenencias que su escritura cruza sin dejar de mantenerlas en tensión y que a su vez remiten a líneas de la cultura argentina del siglo XIX. Piglia usó inicialmente el modelo de la novela familiar para su teoría, pero volvió luego sobre ella con reelaboraciones.

El primer capítulo (o clase) del libro está dedicado a definir qué clase de objeto nuevo introdujo el autor de Ficciones en la literatura, de qué se trató su invento. Mientras expone, Piglia hace uso de una sorprendente máquina de comparar, capaz de acercar u oponer nombres tan distantes como los de Hemingway, Joyce y Kafka. Al exhibir constantemente los resortes de cómo funcionan la escritura y la lectura, los textos de Borges han proporcionado a Piglia, como a otros teóricos, plataformas para pensar también cuestiones más generales de la literatura.

Mucho de la trabajada oralidad de una clase de Piglia —sus repeticiones didácticas, sus autopreguntas, sus aparentes ocurrencias instantáneas que en realidad no lo son tanto, sus desvíos para hacer alguna acotación o un chiste— llega fluidamente al texto impreso y acompaña al lector. Lo que más pierde en la transposición son las conversaciones intercaladas con invitados, un artificio que la TV imponía para matizar el formato magisterial pero que en su brevedad no permitía mayores aportes.

El epílogo de Edgardo Dieleke evoca a Piglia en el teatro de un aula universitaria, recuperando con precisión gestos y coreografías que cualquiera que haya tenido la suerte de estar en una clase suya reconocerá. Entre los apéndices, se reproducen los guiones de Piglia para sus clases por TV.

 

Ricardo Piglia, Borges por Piglia, epílogo de Edgardo Dieleke, Eterna Cadencia, 2024, 224 págs.

16 Ene, 2025
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