¿Qué sale de la cabeza de un estudiante del California Institute of the Arts, pasante de los estudios de animación de Cartoon Network, que trabajó junto a los grandes nombres de la animación de los noventa, como Joe Murray (Rocko’s Modern Life) y Genndy Tartakovsky (El laboratorio de Dexter), fanático —además— del humor bizarro británico al estilo The Mighty Boosh? Regular Show es una respuesta previsible.
J.G. Quintel debuta como director en su primera película, basada en el programa de televisión del mismo nombre que gira en torno a los avatares de dos amigos: un pájaro azulejo (Mordecai) y un castor (Rigby) que trabajan en un parque. Su jefe es una máquina de caramelos antropomorfizada (Benson), y sus compañeros de trabajo son una especie de monstruo verde (Musculoso), un yeti (Skips), un fantasma con una mano en la cabeza (Fantasmano) y un tipo con cabeza de chupetín (Papaleta). Mordecai y Rigby tienen alrededor de veinticinco años y los problemas propios de la edad: el trabajo, los amigos, las chicas; problemas que siempre se resuelven con la intervención de seres del inframundo o pandimensionales, extraterrestres, robots gigantes, viajeros del tiempo. El rock and roll es un elemento central, mientras que los otros dos elementos de la tríada —sexo y drogas— están bien metaforizados… es un dibujito que pueden ver los chicos, después de todo. El programa también abunda en referencias a la cultura pop de los ochenta.
Como suele suceder en estos casos, la película es un capítulo largo de la serie, aunque el anclaje es sutil y el argumento es perfectamente entendible aun sin haber visto nunca el programa. Mordecai y Rigby son los mejores amigos que pueden existir pero, por alguna razón que el guión se encargará de develar, en el futuro son enemigos mortales. En ese futuro, además, el entrenador de vóley de la secundaria se ha vuelto malvado y controla un arma terrible: el “Timenado”, un tornado gigante capaz de borrar el tiempo en su conjunto, es decir, la Historia. Detrás del caos espacio-temporal que está a punto de desatarse está el motor que mueve la acción: la amistad entre Mordecai y Rigby. O la amistad, a secas.
Regular Show le anota un poroto más a las animaciones que pueden ser disfrutadas tanto por chicos como por adultos. La película en particular contiene ciertos guiños y referencias, como el nombre de la secundaria —“West Anderson”— y una canción durante el clímax —“Pale Blue Eyes”, de Velvet Underground—, que sólo ciertos espíritus podrán captar y apreciar. El elenco de voces incluye a Quintel (Mordecai, Fantasmano), Mark Hamill (sí, Luke Skywalker, haciendo la voz de Skips), David Koechner (tal vez lo recuerden como el periodista de deportes de Anchorman, haciendo la voz del director de la secundaria) y Jason Mantzoukas (el villano). La musicalización está a cargo de Mark Mothersbaugh (Devo).
En estos días donde lo “hot” son los dibujitos animados “para adultos” con personajes alcohólicos, puteadas y chistes escatológicos, Regular Show y Regular Show: The Movie nos recuerdan que no hace falta ilustrar lo peor del reviente punk para contar una buena y original historia que explote lo mejor del género.
Regular Show: The Movie (Estados Unidos, 2015), guión de J.G. Quintel y Sean Szeles, dirección de J.G. Quintel, 69 minutos.
Alguna vez Quentin Tarantino dijo que no iba a dirigir más de diez películas, un número tan redondo como caprichoso que, dependiendo de cómo se cuente o...
La edad de Spielberg, la extraordinaria forma en que se “añeja”, protege su soberanía sobre ese terreno que le pertenece casi exclusivamente por sobre otros compañeros de...
A primera vista, se podría pensar que Brandon Cronenberg eligió transitar el camino de su padre David. Un camino atravesado por la invasión del cuerpo, la transformación...
Send this to friend