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Poniendo al descubierto los lugares comunes de la literatura psicoanalítica enfocada a la cuestión del arte (la creación, el goce estético, el nombre del autor), Estética de lo pulsional de Carlos Kuri se propone un objetivo novedoso en el campo: “indagar qué provoca la irrupción de lo estético sobre la distribución conceptual del psicoanálisis”. Esa dimensión estética, explicitada a partir de una elucidación del concepto de pulsión, se difunde a través de tres ejes: a) el del cuerpo, que investiga los fundamentos erógenos de la sensibilidad; b) el del lenguaje, que retoma el problema clásico de la “función poética”; c) el de la sublimación, desde el punto de vista de la recepción.
Contra los enfoques que privilegiaron el sentido de la obra (actualmente, una versión de este enfoque es la definición cognitivista y esencialista del arte como significado encarnado sostenida por Arthur Danto), el autor afirma que “el modo de instituir el lenguaje [en la obra] termina por hacernos perder el problema específicamente estético del cuerpo”. Resuena así una célebre fórmula de Susan Sontag: contra la interpretación se yergue, como alternativa, una erótica del arte. De este modo, para Kuri, la noción psicoanalítica de pulsión es la vía para reconducir el sentido a su fuente corporal.
Hace no mucho tiempo pude escuchar a Ricardo Ibarlucía afirmar que al psicoanálisis se le presuponía una estética, y por eso nadie se tomaba el trabajo de escribirla. Estética de lo pulsional ha resuelto ese problema y lo ha hecho del único modo en que los problemas se resuelven, esto es, disolviéndolos, en el sentido de Wittgenstein, mostrando que no eran problemas.
Asimismo, al interrogar los límites dentro de los cuales el discurso estético puede ser incorporado al psicoanálisis, este libro demuestra que hay una dimensión estética en el trabajo mismo de ciertas categorías psicoanalíticas. Más allá de las aproximaciones estructuralistas (o, más recientemente, semióticas) al problema del sentido del arte, aquí se trata de retomar el hecho artístico como hilo conductor de una dimensión intrínseca y propia del psicoanálisis. Kuri desarrolla un estudio minucioso de esa dimensión y no un ensayo más de estética psicoanalítica (sintagma que habría que desterrar o, en todo caso, reservar para la caterva de ensayos que parafrasean al Lacan de El sinthome).
Por último, este libro es valioso porque pone en acto las relaciones entre la investigación psicoanalítica y el método fenomenológico, sirviéndose de este último metódicamente antes que con impostada erudición. Y si bien erudición no le falta a este libro, es sólo un rasgo circunstancial, considerando que hoy en día muchos trabajos de psicoanálisis utilizan el saber como un refugio de una ignorancia mucho más fundamental, la del trabajo conceptual.
Quizás este sea el primer libro de psicoanálisis no aplicado al arte. Este es, a un tiempo, un libro de psicoanálisis y estética.
Carlos Kuri, Estética de lo pulsional. Lazo y exclusión entre psicoanálisis y arte, Letra Viva, 2015, 336 págs.
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