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A la profusa bibliografía académica que anima el ya clásico debate en torno a la biopolítica, se añade Políticas de la excarnación. Basado en la tesis doctoral del joven filósofo chileno Rodrigo Karmy Bolton, el volumen propone una nueva manera de interpretar el anudamiento entre el hacer vivir y el dejar morir, la doble lógica con que Foucault caracterizó las transformaciones experimentadas por el poder desde fines del siglo XVIII. Apoyándose en las filosofías de Carl Schmitt, Giorgio Agamben, Roberto Esposito, Michel Henry y Jean-Luc Nancy, entre otros, Karmy sostiene que la figura teológica de la “encarnación” no es sólo un dogma eclesiástico, sino que constituye el paradigma a través del cual se articuló el poder en Occidente.
Así, “teo-carno-política”, neologismo acuñado por el autor, inscribe el elemento cristiano en la matriz de la soberanía. A partir del estudio de los ángeles, disciplina de raíz islámica medieval, Karmy construye una genealogía teológica de la gubernamentalidad que da cuenta del modo en que el poder obtura las potencias polimorfas de todo lo viviente al circunscribirlas en el concepto cerrado de cuerpo, terreno de decisiones y gestiones biopolíticas. Pero, según el autor, en la Modernidad dicho paradigma llega a su consumación: el modelo encarnativo alcanza un punto de inflexión en el que las fuerzas, en su máximo despliegue, expresan también su agotamiento y su más allá. En este sentido, si el cuerpo, como dispositivo normalizador, obtura las formas de vida y también las categorías mediante las que se las piensa, la carne, inversamente, manifiesta una inquietud informe, la turbulencia de la materia, perturbación que libera y desquicia anquilosadas estructuras. La excarnación es, por eso, un modo de resistencia tanto filosófico como político, “la dislocación general de las categorías, y, a la vez, la asunción de las categorías de la dislocación”.
Mientras que toda la tradición hegemónica identifica al pensamiento con uno de los rasgos privativos del hombre, Karmy arriesga, en la estela de Averroes —el gran filósofo y médico andalusí del siglo XII— que pensar es una deriva excarnativa, un movimiento errático de apertura hacia lo no humano. Esta concepción de la reflexión o vida contemplativa como sustancia transindividual que trasciende los cuerpos, los indistingue y con-funde, vuelve a las categorías de carne y pensamiento recíprocamente dependientes. Esta carne amorfa y este pensamiento aporético —en tanto deja de ser el predicado esencial de un zoon logon echon— permiten observar las actuales relaciones entre gobierno y soberanía desde una perspectiva diferente, pero también, y sobre todo, desafiar la soberanía de determinado concepto de sujeto para concebir nuevas formas de hacer lazo social y construir comunidad con todas las formas de lo viviente, encarnadas o descarnadas. Este es el aspecto principal de la contribución de Karmy.
Rodrigo Karmy Bolton, Políticas de la excarnación. Para una genealogía teológica de la biopolítica, UNIPE, 2014, 256 págs.
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