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Ya desde su título, el último libro de Benito del Pliego anuncia una voz poética que se ocupará de registrar. Que jugará a una neutralidad por supuesto insostenible, pero no por eso menos seria, y que se asume como un instrumento en el que hay que ejercitarse. Y al tratarse de una voz, esos ejercicios se centran en sonidos (“Agarrarse al alero y no soltar […]. Asumir el precipicio, denunciar que la negociación nos niega”). Pero ya irrumpe la apelación al lector (“¿Qué buscas, lectora / lector […])”, que se creía simple espectador de esos juegos sonoros y se ve sumergido en ellos. Y a continuación otro volantazo que difumina cualquier deferencia que la segunda persona pudiera connotar, en un delirio franciscano que lo abarca todo, hablándole a un “hermano pollo” que es también “[…] hermano sombra, hermano adiós, hermano nunca; José Luis, Lincoln, Genoveva”.
En el segundo capítulo, la reflexión metapoética, metalingüística, metadiscursiva continúa, ahora recargada: “Vuelve pensando en el poema sin pueblo […]. Poema sin nación, no sin habla […]. ¿Poema sin nación? No nación de aniquilación; de hecho, nación y allí la ilusión (la lesión), y hablar de otra noción, de la conciencia de frase”. Y constata la imposibilidad de hacer otra cosa que la que se hace: “Donde estoy, sinsentido, todo este esfuerzo por definir qué digo, qué debo decir cuando me acercan, cuando me aclaman, cuando me. […] nuestro destino, nuestra indecisión, nuestro sinsentido, nuestra opinión. Y después no hay fusión, hay fosa y confusión”, en un discurso que parece referirse a una escritura que lo es todo. Y sigue hablando/escribiendo esa voz, y se define como voz, construyendo un universo en el que las genealogías no pueden sino componerse de otras voces o escrituras: “lo ha dicho Milán & Perlongher, lo ha dicho Mer-lino […]: mamá, te quiero, más no te quiero volver a leer”.
Y llegamos apenas a la mitad de Dietario, pero al final del espacio disponible para esta reseña. Y entre la injusticia de comentar sólo esa mitad y la injusticia de no poder transmitir por exceso de resumen el profundo cuidado que exudan la construcción y la escritura del libro, este crítico elige la primera.
Benito del Pliego, Dietario, Amargord, 2015, 154 págs.
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