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Chica de oficina

Joe Meno

OTRAS LITERATURAS

Jack tiene veinticinco años, Odile veintitrés. Los dos se encuentran en los tramos finales de sus adolescencias tardías. O como ella le dice a él: “Justo antes de aceptar que tu vida será igual a la de los demás”. Novela sobre el tiempo que se va, que se esfuma, Chica de oficina narra ese último momento de resistencia frente a la inevitabilidad de una adultez más o menos ordinaria.

Adultez que en los hechos ya llegó. Jack y Odile trabajan en la misma empresa de venta telefónica y transitan sus propios laberintos de sexo, amistades y fiestas que nunca son todo lo buenas que se espera. Todavía conservan, aunque mermadas, sus ambiciones artísticas. La historia de amor hacia la que viajan empieza con Alphonse F., un movimiento vanguardista del que sólo ellos forman parte (y del que sólo ellos están enterados). Entre happenings de premeditada ingenuidad, algunos de ellos encantadores (Jack y Odile tomados de la mano en el fondo de un colectivo, escena que recordaría a El graduado si no fuera porque van disfrazados de fantasmas), los dos protagonistas se mantienen fieles al lema del movimiento: “Cualquier cosa que dure más de diez segundos es una mentira”.

Para tratarse de una novela sobre la fugacidad, es por lo menos curioso el tiempo en que transcurre. Meno sitúa la trama en 1999, antes de un fin del mundo que en el libro refiere al Y2K y al cierre del milenio, pero que también podría extenderse al atentado contra las Torres Gemelas, el crecimiento imparable de Internet, la aparición de las redes sociales y la explosión de la era digital. Chica de oficina habla de lo efímero antes de que todo se vuelva efímero “de verdad”. Aunque habría que considerar la biografía del autor (en 1999 Meno tenía la misma edad que Jack), de todos modos la decisión de ubicar la trama contra el borde del siglo XX acentúa la impresión de que se cuenta algo que está cerca de terminar.

Y en el medio está Chicago, la tercera protagonista de esta historia necesariamente urbana. En la prosa de Meno, la ciudad se convierte en un gigantesco juego de plaza, en un parque nevado por el que Jack y Odile van y vienen, se encuentran y se separan. Es el tipo de narración que siempre tiene como celestina a París o a Nueva York (Rayuela, Manhattan, la exasperante Amélie), pero que en la ventosa meca del Midwest toma un color nuevo y bienvenido.

Traducida con esmero y neutralidad por Virginia Higa, Chica de oficina encapsula una instancia por la que todos pasamos o vamos a pasar. Sería interesante conocer qué siente un lector que se encuentra justo en ese mismo momento, que lee las aventuras de Jack y Odile mientras en espejo su propia historia adolescente va agotándose, arribando poco a poco al final.

 

Joe Meno, Chica de oficina, traducción de Virginia Higa, Páprika, 2015, 304 págs.

10 Dic, 2015
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