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“Un cuerpo, cuerpos: no puede haber un solo cuerpo, y el cuerpo lleva la diferencia. Son fuerzas situadas y tensadas las unas contra las otras. El ‘contra’ (en contra, al encuentro, ‘cerquita’) es la principal categoría del cuerpo”, escribe Jean-Luc Nancy en su ya casi clásico 58 indicios sobre el cuerpo, esa colección de aforismos que buscan aproximarse a la corporalidad, describir y comprender —aunque sea mediante un abordaje poético— la complejidad de los cuerpos y la relación entre ellos.
Las artes escénicas siempre actualizan per se ese interrogante sobre la convivencia de los cuerpos en un mismo tiempo y espacio. Y la danza, por su parte, invita a una reflexión constante sobre la corporalidad, una tematización explícita o implícita sobre una subjetividad encarnada. Sin embargo, algunas obras no temen hacer de los cuerpos y de su convivencia su tema. De cómo estar con otros construye posibles maneras de ese convivir y las afronta ficcional y concretamente. Ser y estar con otros parece implicar siempre una búsqueda en tensión: mi propio cuerpo, el extraño, su deseo, el mío, el encuentro, la identidad, el desencuentro o la violencia.
El trío formado por Celia Argüello Rena, Pablo Castronovo y Andrés Molina a veces se amalgama y logra convivir con cierta amable organicidad, y otras se quiebra, se desgaja en un sistema fallido de fuerzas que se oponen y luchan para volver a encontrarse intentando restablecer la armonía. La ropa, esa especie de segunda piel que habla de nosotros y a través de la cual la cultura “habla” por nosotros, se convierte en una metáfora saturada de sentidos: es ropa, es piel, es lo propio, es lo ajeno que puede ser modificado según mi antojo, es un rasgo que constituye al otro y a la vez es una materia que cubre y devela, que es máscara que distancia y es lazo que acerca.
Ellos tres logran construir una coreografía precisa y vigorosa pero manteniendo la vitalidad y la energía de aquello que se prueba por primera vez, generando un atractivo efecto de espontaneidad. Se intenta siempre estar con el otro, no abandonar la tarea activa de insistir, pero al llegar a un límite aparecen también otros modos de convivir y comunicarse: los tópicos fijados por la cultura. Lógicas de vinculación fijadas por su recurrencia sistemática —gestos y acciones conocidos y reconocibles— que parecen convertirse en el último recurso para encontrarse.
De una manera u otra siempre se falla pero siempre se intenta, se trata quizás de buscar con insistencia un nuevo modo, o de apelar a aquellos conocidos para, cada vez, encontrar la forma de escapar de la soledad.
De cómo estar con otros, idea y dirección de Celia Argüello Rena, Sala Apacheta, Buenos Aires.
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