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¿Cómo exhibir un archivo y mantener su integridad cuando el límite entre exhibición y estetización es tan delgado que a veces casi ni se ve? ¿Cómo mostrar un archivo compuesto por documentos, imágenes y objetos provenientes de tantos países diferentes, cuyas manifestaciones estéticas engloban un espectro inmenso de problemas, prácticas, contextos e historias, sin caer en generalizaciones superfluas? ¿Cómo mostrar un archivo cuyo contenido tiene una enorme carga afectiva para gran parte de la sociedad? Perder la forma humana despliega un archivo complejo, rugoso y lleno de recovecos, casi sin evaporar su potencia crítica. Un archivo nacido de una investigación aún activa de la Red de Conceptualismos del Sur sobre los ochenta latinoamericanos, los últimos respiros de las dictaduras, los lentos retornos de las democracias y las distintas formas que estas transformaciones adoptaron en la militancia, en la cultura y en los cuerpos individuales de quienes vivieron ésta época.
En palabras de los curadores, la muestra se balancea entre dos formas de perder la forma: la fiesta y el terror. Según Suely Rolnik, el balance ocurre entre el trauma —el desplazamiento de la forma habitual de existir— y la creación —el acto mismo que produce una nueva forma siempre cambiante, la creación verdaderamente libre que se da en un tiempo sin antes ni después—. El itinerario entre fotos, serigrafías, pósters, objetos, instalaciones y videos entrelaza, hermana y tensiona las acciones de las Madres de Plaza de Mayo en reclamo por sus hijos y nietos desaparecidos, con las performances de las Yeguas del Apocalipsis en Chile y las fotografías de Sergio Zeballos en Perú, que visibilizaron los silencios generalizados en torno a la homosexualidad, el sida, la discriminación y la desobediencia sexual; los movimientos contraculturales de Bahía Blanca y Brasil, los fanzines punk y los trajes de Ney Matogrosso, con los rituales de la comunidad Chiriguana de Santa Teresita en el Chaco paraguayo, documentados por Ticio Escobar, un ritual en el que el tiempo se detiene y la comunidad se renueva.
Perder la forma humana no es un recorrido historiográfico de un período remoto y olvidado, ni siquiera una instantánea de un momento congelado. Es un archivo inconcluso y parcial, en continuo crecimiento y movimiento, abierto a colaboraciones, preguntas y acciones. Ordenado en torno a un glosario propio, excava el territorio de América Latina en busca de afinidades perdidas y lenguajes compartidos. Simultánea pero diferente de la fiebre archivística de la contemporaneidad, la muestra desenvuelve el pasado y busca interpelar el ejercicio del presente y el futuro.
Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina, organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en colaboración con el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y el Museo de Arte de Lima con el apoyo de la AECID, curaduría de la Red de Conceptualismos del Sur, Muntref, Centro de Arte Contemporáneo, Buenos Aires, 20 de mayo – 10 de agosto de 2014.
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