En torno al realismo y otros ensayos

El libro de Sandra Contreras se pregunta de maneras diversas sobre lo real, ese objeto inasible que se supone bajo una forma de la literatura llamada “realismo”, puesto que pensar en la indefinición de lo real pone en cuestión también cualquier intento de fijación del realismo en un estilo determinado. No se trata entonces aquí de un retorno a la literatura decimonónica, por otro lado imposible, sino de modalidades de alusión a un mundo extraliterario en el movimiento de la narrativa argentina —sobre todo— de las últimas décadas.

Por otro lado, detrás de la cuestión del realismo, Contreras descubre precisamente el problema del valor: un modo literario que diga algo, que revele algo de lo real, sobre aquello que nunca puede definirse, encuentra entonces su validación. Las críticas de este libro, como se decía en el origen del realismo que se llamó romanticismo, llevan a cabo entonces un experimento: expanden los relatos hacia un más allá, ven en sus modos de mímesis una exposición de objetos nuevos, analizan sus apariencias en busca de lo que en ellos aparece, es decir, los relacionan con el sistema de posibilidades pasadas y futuras de las formas literarias y así comprueban su validez y su autenticidad. En lugar de postular una regla de lo real, o del realismo, que se dividiría así en zonas altas y bajas, en una literatura crítica y otra oportunista, en una autoconsciente y otra ingenua, Contreras permite que cada estilo encuentre sus propias reglas, su propia reverberación de lo real. Esto se muestra con claridad en sus discusiones en torno a autores como Washington Cucurto y Juan Diego Incardona, que incluyen la refutación de algunas valoraciones “ingenuas” de cierta crítica demasiado sabia como para tolerar el gesto pop, acaso más cerca de lo real, si existiera, que el realismo sociológico y crítico de la cultura.

No deja de estar presente, como una figura que sobrevuela todos los ensayos, la obra inagotable de César Aira —a la que podemos darle sin reparos estas alas extravagantes de la alegoría—, puesto que en su nombre se cifran todas las preguntas que puede suscitar hoy la cuestión del realismo. En un primer momento, parecería que ciertos episodios fantásticos en sus libros le darían a Aira otra clase de perspectiva. Pero Contreras demuestra que el fondo realista está siempre presente, no sólo en las reminiscencias del género, ya que la novela nunca se apartó de aquel viejo problema del enfrentamiento de una mirada con el mundo, sino también en los arabescos que traza lo actual, como en filigrana, alrededor de las aventuras que firmó Aira. Así, el mundo en que vivimos quizás logre parecerse a la aceleración jovial de esas novelitas y novelas, que no dejan de ser construcciones precisas e ingeniosas, promesas de felicidad.

En un par de ocasiones, Contreras cita el discurso sobre “La evasión”, que Aira leyó en un congreso de críticos literarios para demostrar tal vez que lo real surge de la literatura y que la trivialidad de lo que pasa no alcanza nunca a realizarse, y aburre. Por una literatura de evasión, de aventuras realistas que son además la esencia de lo novelesco, Aira postula —y Contreras lo amplifica y lo conecta con el resto de la literatura argentina— una escritura que realice —que haga reales— las pruebas de la imaginación y las experiencias de la frase.

Sandra Contreras, En torno al realismo y otros ensayos, Nube Negra, 2018, 270 págs.