Ciudades escritas es un libro que presenta varias alternativas de lectura. En una primera instancia, se plantea una complejización del género crónica al combinarlo con otros como la poesía o el ensayo. Hay giros autorreferenciales que proponen problematizaciones acerca de los límites de la narración. Y referencias intertextuales que recubren el texto con un tono enciclopédico y lírico. Se teje una cartografía con autores que van de Leonardo da Vinci hasta Henry Thoreau, así como pinturas, músicos, cineastas y representaciones que están instalados en nuestro imaginario cultural. Se ensaya una memoria topográfica de espacios reales como si la escritura fuese el mapa para el territorio de las ciudades por las que el narrador emprende su viaje.
Por ejemplo, en “Carver en Vermont”, un poema se transforma en una excusa para revisar el marco, el contexto desde el cual se activa el acto de leer. De hecho, podríamos pensar que el texto, como crónica, pone en evidencia el modo en que orientamos nuestras interpretaciones sobre los lugares que nos toca habitar. O para decirlo de otra forma, tal vez en la práctica de la escritura estén contenidas las pequeñas tramas, o narrativas microscópicas, que permiten a cada uno de nosotros construir alguna clase de sentido de pertenencia en una comunidad. En Ciudades escritas conviven una iconografía proveniente de la cultura latinoamericana y una simbología occidental resueltas en la voz del mismo cronista, desde Mercedes Sosa hasta El padrino. Los personajes y los signos peregrinan dispersos como pequeñas esquirlas de significación.
¿Qué dicen sobre nosotros las películas que vemos, las canciones que escuchamos, los libros que leemos, y qué sentidos despiertan en los demás? Es una pregunta que aparece durante la lectura. No es un texto que se limite a transmitir simplemente la facticidad de los hechos, es una narración de una experiencia y una narración de la construcción de esa experiencia en pleno movimiento hasta encontrar el punto de contacto entre las historias personales y las colectivas.
Fabián Soberón, Ciudades escritas. Crónicas desde EEUU, Eduvim, 2015, 82 págs.
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