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Cien años de música argentina narra la historia del país a través de los avatares musicales de los últimos cien años. Las fechas no son meros indicadores abstractos sino que marcan períodos y modos de entender la cultura de nuestro tiempo. Sergio Pujol ha dividido el libro en capítulos que encierran dilemas de la historia argentina. Su perspectiva es amplia y diversa. En cada capítulo considera y estudia en bloques distintos géneros musicales: jazz, tango, música académica o clásica, folclore y rock. A lo largo del libro, leemos una interpretación fundada de los procesos musicales y de cómo han cambiado los modos de recibir y percibir los géneros.
Pujol dice en el prólogo que no le interesa una historia “pura” de la música. Y construye un recorrido sinuoso, abierto y variado Su modo de entender la historia sigue los pasos, en cierto modo, del Eric Hobsbawm del ensayo sobre el jazz. Como el inglés, propone referencias a lo social sin olvidar las tensiones entre la música y las otras artes.
“En general los músicos no han sido demasiado locuaces a la hora de reflexionar sobre su arte y la ensayística sobre música no parece ser el fuerte de nuestros intelectuales”, sostiene el autor. El libro propone, precisamente, eso que denuncia como ausencia. Sus ideas sobre los géneros, sobre el “jazz en el sur”, sobre los altibajos en el repertorio clásico, sobre las relaciones entre Perón, Evita y el folclore, sobre los vínculos entre las dictaduras de Onganía y Videla y los géneros, sobre el ascenso y la caída del rock, llenan, de alguna manera, ese vacío.
En uno de los múltiples balances, Pujol concluye que la música culta no está hoy por encima de la música popular y que ya no tiene un gran sentido marcar oposiciones fuertes entre ambas. De alguna manera, este libro es la historia de la pérdida de ese enfrentamiento. En sus páginas aparecen Carlos Gardel, Atahualpa Yupanqui (objeto de una obra anterior del autor), Alberto Ginastera, Juan Carlos Paz, Astor Piazzolla, Oscar Alemán, el Mono Villegas, Adrián Iaies (Pujol ha escrito una historia del jazz en la Argentina), Charly García, Luis Alberto Spinetta, Soda Stereo y Los Redonditos de Ricota, entre muchos otros. Pero Pujol no entiende la historia como un mero catálogo de nombres.
A propósito de los conflictos estéticos y técnicos que resultan de las relaciones entre música e imagen en los últimos tiempos, sostiene: “Con ciertos matices, los creadores han aceptado que la obra de arte sonora no es una obra autónoma”. En contra de Adorno, entiende que los cambios en las relaciones entre música y cultura visual no son fugaces, sino que acompañan modificaciones profundas de la sociedad.
Cerca del final, el autor anuncia la idea de que el rock ya no es una música rebelde. De alguna manera, sugiere que es más conservador que en sus inicios. Quizás como un canto del cisne, Pujol exonera a las últimas generaciones y deja una interpretación posible sobre el futuro de la canción.
Sergio Pujol, Cien años de música argentina. Desde 1910 a nuestros días, Biblos, 2013, 296 págs.
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