Música, dictadura, resistencia

Cuenta Borges que Ts’ui Pên omitió deliberadamente la palabra “tiempo” en su Jardín de senderos que se bifurcan para indicar de manera oblicua que ese era precisamente el tema de su relato. Música, dictadura, resistencia. La Orquesta de París en Buenos Aires de Esteban Buch aplica un procedimiento similar en su título, pero la palabra ausente allí es “memoria”. Las tres secciones del libro juegan con diversos planos temporales como sólo puede hacerlo la memoria que intenta reconstruir un episodio, un instante o toda una época. Respectivamente, “Una semana”, “Dos horas” y “Treinta y cinco años” repasan las circunstancias que rodearon la visita de la Orquesta de París y su director Daniel Barenboim en 1980, en plena dictadura; el último de sus conciertos en el Teatro Colón, que incluyó la Quinta sinfonía de Gustav Mahler; y un recital de Serú Girán en Bariloche en ese mismo año, con el autor entre el público, escuchando “Canción de Alicia en el país” y sus referencias a “un río de cabezas aplastadas por un mismo pie”.

En ese cruce de temporalidades reside el atractivo principal del libro. Lo que lo distingue de otros títulos de Buch en los que se analizan las derivas políticas y sociales de la música —de la Novena sinfonía de Beethoven al Himno Nacional Argentino, pasando por la obra de Schönberg o Berg— es su capacidad para conjugar distintos registros de lectura (y, consecuentemente, de escritura): el análisis de los documentos oficiales y las declaraciones públicas de funcionarios franceses y argentinos que coquetearon con el escándalo diplomático, el testimonio de algunos de los músicos que participaron de la gira, el análisis de la partitura de la Quinta sinfonía de Mahler y la apelación a la propia experiencia para poner en evidencia los mecanismos mediante los cuales se construye retrospectivamente el sentido de lo vivido, de la música escuchada. Y, con ella, de la noción de “resistencia” mencionada en el título.

En ese sentido, podría jugarse con las tres secciones del libro y las tres palabras de su título: dictadura y resistencia en los extremos, con la música en el centro. Si la primera parte se asemeja a un relato policial en el que los documentos oficiales funcionan como dato, como evidencia y registro de lo ocurrido, y la tercera parte, con su apelación a la experiencia propia del autor, se interna deliberadamente en el terreno de la introspección, el análisis del concierto del 16 de julio de 1980 funciona como bisagra entre ambas instancias. No otra cosa es la crítica musical, parece decir Buch en su análisis de las obras interpretadas esa noche bajo la batuta de Barenboim: un permanente equilibrio entre la consistencia del documento que es la partitura y la elaboración de un sentido que resulta siempre inasible, cuando no caprichoso. La reconstrucción de los modos en que fueron escuchadas la sinfonía de Mahler y la obertura wagneriana que sirvió de bis en el Colón es, entonces, una empresa imposible. Y, a la vez, una que Buch acomete con absoluta entrega.

Esteban Buch, Música, dictadura, resistencia. La Orquesta de París en Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2016, 301 págs.