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Música, texto, actuación, escenografía, luces, sonidos, vestuario, performance en vivo, público: se podría afirmar que, de todas las artes, la ópera se erige fácilmente como aquella mejor preparada para proponer una representación vívida de la historia. O, por lo menos, que así se erigió durante su momento de mayor auge, el largo siglo XIX, antes de que la irrupción del cine pusiera (¿definitivamente?) en cuestión su hegemonía. La ficción, lo saben incluso los historiadores, fue siempre un arma poderosa. Con su compleja combinación de recursos musicales y teatrales, la ópera parece especialmente preparada y apropiada para recrear una experiencia del pasado en tiempo presente. En ese sentido, toda obra del género que toma como motivo un suceso histórico (los ejemplos no escasean) puede con justicia ser considerada un dispositivo historiográfico. Y es también, como tal, un documento histórico de su propia época.
En la Rusia de la segunda mitad del siglo XIX —plantea Martín Baña en Una intelligentsia musical. Modernidad, política e historia de Rusia en las óperas de Musorgsky y Rimsky-Korsakov (1856-1883)—, la ópera de temática histórica fue un objeto de manifiesta intervención política. Baña busca demostrar a través del análisis de las obras Pskovityanka, de Nikolay Andreevich Rimsky-Korsakov (compuesta entre 1868 y 1872), Boris Godunov, de Modest Petrovich Musorgsky (compuesta entre 1868 y 1872), y Khovanshchina, de ambos compositores (compuesta entre 1872 y 1883), que en ellas los autores desarrollaron “una interpretación que planteaba una combinación de logros y deudas que la expansión de la modernidad había generado en Rusia con el objetivo de intervenir como intelligentsia en el debate de ideas”.
¿Cuál era la situación de Rusia durante el reinado del zar Alejandro II (1855-1881)? ¿Quiénes eran Rimsky-Korsakov y Musorgsky y en que ámbito intelectual realizaron sus composiciones? ¿Qué tipo de proceso representó la modernidad europea? ¿Qué fue la intelligentsia rusa? ¿A qué procesos y episodios históricos se refiere cada una de las obras analizadas? Uno de los desafíos más grandes que enfrenta el autor es el de ofrecer al lector la importante cantidad de elementos que resultan necesarios para comprender el abordaje puntual de cómo esas tres óperas construyeron en el plano musical un discurso histórico que involucraba un posicionamiento político frente a los problemas del presente. El notable éxito en esa empresa es quizá la causa de un efecto paradójico que provoca la lectura de Una intelligentsia musical: la sensación de que el análisis del objeto en sí (es decir, de las óperas, de su música y su trama narrativa) ocupa un espacio relativamente acotado. Sin embargo, es también la demostración de que, contra cualquier idealismo de una “escucha pura”, cuanto más se sabe y más se comprende sobre la música, más posibilidades existen de interpretarla y de disfrutarla.
El libro de Baña investiga la historia de Rusia en el siglo XIX y, en particular, la de su intelligentsia. Es, además, un aporte a la historia de la música y, específicamente, de la ópera y de la música rusa. Pero constituye, por sobre todas las cosas, una indagación aguda sobre las relaciones entre música y política, y una fundamentación clara de las potencialidades del estudio de la música como fuente histórica.
Martín Baña, Una intelligentsia musical. Modernidad, política e historia de Rusia en las óperas de Musorgsky y Rimsky-Korsakov (1856-1883), Gourmet Musical, 2017, 256 págs.
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