Otra Parte es un buscador de sorpresas de la cultura
más fiable que Google, Instagram, Youtube, Twitter o Spotify.
Lleva veinte años haciendo crítica, no quiere venderte nada y es gratis.
Apoyanos.
Una mirada a contraluz a Frankenstein suele sugerir que importa menos el monstruo que su gestación. The Studio, la aclamada serie de Apple TV, se encarga de jugar con los engranajes que mueven (o entorpecen) la industria del cine: más que a la gestación de nuevas películas, asistimos al tejemaneje de un Hollywood contemporáneo en el que pesan tanto el dinero como el prestigio, la corrección política como el fan service.
Escrita, dirigida y protagonizada por Seth Rogen, esta comedia sigue a Matt Remick como el flamante presidente de Continental Studios mientras aspira a congeniar la multimillonaria máquina de producción que le han encargado con su amor por el séptimo arte y las películas de autor. De allí que todo salga mal, su vida personal se entrometa y las premisas de los diez episodios sean los delirios de agradar al mismo tiempo a Dios y al diablo: prometerle millones a Scorsese para fingir una franquicia que compita con Barbie; ofrecerles el mismo slasher film a dos directores y desatar una guerra interna; jugar a la hiperinclusión en un casting y ver cómo estallan todas las discriminaciones por el aire.
Remick cuenta con un equipo asesor (Catherine O’Hara, Ike Barinholtz, Chase Sui Wonders y Kathryn Hahn, todos en trabajos destacables) cuyas misiones incluyen convencer a Ron Howard de recortar una tonta escena sentimental de su último trabajo, vender una franquicia de zombis con diarrea y lograr que Zoë Kravitz sobreviva a una fiesta en la que la drogaron y pueda presentarse en la CinemaCon para evitar que el estudio sea adquirido por Amazon.
La creatividad del guion y sus ideas llevadas al extremo cómico son posibles gracias a la maestría técnica desplegada en cada episodio y al desfile de cameos que incluye, además de Scorsese, Howard y Kravitz, a Steve Buscemi, Charlize Theron, Zac Efron, Ice Cube, entre otros. Entre los mejores momentos de la serie se cuentan el segundo episodio, “The Oner” (escrito por Peter Huyck), un plano secuencia en que Remick arruina de todas las formas posibles el trabajo (otro plano secuencia) de Sarah Polley y Greta Lee, que tratan de cerrar la toma antes de perder la luz adecuada. Pero se roza la perfección en los capítulos 7 y 8 escritos por Alex Gregory: “Casting” y “Golden Globes”, parodias de dos de las fantasías más recurrentes del público cinéfilo contemporáneo: el álgido debate sobre los elencos demasiado racistas o incluyentes a la fuerza, y el espejismo de las ceremonias de alfombra roja, con sus discursos “improvisados”, agradecimientos amarrados por contrato y anuncios eternos.
También hay momentos en que decae el brillo, como en la búsqueda de un rollo de film perdido tras una costosísima producción, que incluye un par de buenos chistes, pero no agrega mucho más a la lógica general del proyecto. O los episodios finales que, si bien discuten el problema del cine ante las grandes corporaciones de streaming, recaen también en ciertos dejos de obviedad y facilismo argumental.
Aun así, la vida de Continental Studios parece al alza tanto en la ficción como en la realidad, ya que la serie recibió trece premios Emmy y la promesa de una segunda temporada, que si mantiene el nivel de la primera está destinada a ser una referencia de época como Portlandia.
The Studio, guion de Seth Rogen, Evan Goldberg, Peter Huyck, Alex Gregory y Frida Perez, dirección de Seth Rogen y Evan Goldberg, Apple TV, 2025, 10 episodios.
La recientemente estrenada Los Roses (2025), dirigida por el británico Jay Roach con guion de Tony McNamara, es menos un remake que una reimaginación...
No hay voz coral ni protagonista individual. En El repartidor está en camino, documental que tuvo su estreno mundial en el prestigioso festival suizo...
Cansado de producir entretenimiento superficial, un exitoso director de comedias hollywoodense se propone filmar un drama sobrio y socialmente comprometido. Antes de hacerlo, llega a la conclusión...
Send this to friend