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11 operaciones combinadas

Andrea Ostera

ARTE

“Lo bueno de hacer fotografías”, dijo alguna vez el infatigable Elliott Erwitt, “es no tener que explicar las cosas con palabras”. Marilyn, Jacqueline Kennedy, Fidel Castro y cientos de personajes anónimos, es cierto, hablan en sus fotos sin palabras, y su instantánea de Nixon increpando con el dedo a Nikita Khruschev en el 59 resumió la Guerra Fría como pocas. Pero lo bueno de la fotografía, se diría contrariando a Erwitt, es que es capaz de reinventarse, dejarse habitar por otros medios y otros lenguajes, y hasta incluso explicar las cosas con palabras. Es más: puede que la catarata de imágenes que hoy sobreabunda en la web más que hablarnos nos aturda con un coro cacofónico de mensajes y no sea mala idea investigar qué dirían con palabras. La empresa parece imposible, herética o suicida, pero basta darse una vuelta por la delicadísima muestra de Andrea Ostera para comprobar que la sustracción puede ser una oportuna cura “homeopática” (el adjetivo sutil es de Nicolás Goldberg) de la sobrecarga informática.

Cierto que Ostera lleva años desafiando los límites de la fotografía en diálogo con la pintura, el dibujo o letra escrita y que, antes que abjurar de las nuevas tecnologías con resistencia nostálgica, explora formas de renovar el medio y renovarse. Combinando viejas técnicas artesanales con nuevos gadgets digitales, consiguió doblegar el frenesí de las imágenes en los celulares en la serie Capturas de pantallas, dejó que la inteligencia artificial colaborase en la creación de inesperados retratos abstractos (Scroll) o revisitó el álbum familiar agrandando las imágenes hasta observar la materialidad de los píxeles en la pantalla (Joy). Pero el diálogo con los algoritmos que hasta ahora apenas se insinuaba se multiplica en 11 operaciones combinadas, un repertorio variadísimo de audacias conceptuales en el que las fotos a menudo, para escándalo de Erwitt, explican las cosas con palabras. Mientras Instagram, Facebook y Twitter suman y suman imágenes, Ostera resta y observa los resultados. Sucede en la serie AAT, que reemplaza las fotos por el texto alternativo automático que una función de Facebook creada para no videntes compone con un software de reconocimiento. Traducidas por los algoritmos y abiertas a la imaginación con una fórmula (“Esta foto puede contener:”), las fotos se convierten en ejercicios redivivos de escritura automática o remedos delirantes de las enumeraciones heteróclitas borgeanas. Coautora de los “poemas concretos” (paradójicas imágenes sin imágenes), Ostera sólo los transcribe en viejos papeles milimetrados: “2 personas, / personas sonriendo, / cielo, niños, playa, / pantalones cortos, / exterior, / naturaleza”, o “Rosana Schoijett, / de pie / y rayas”. Y si texto e imagen solían combinarse en tarjetas postales que la comunicación instantánea fue relegando al olvido, Ostera las recupera en la serie Respuestas inteligentes, pero deja que la IA de Google resuelva texto y foto por su cuenta con sus sugerencias de “mensajes personalizados”, y luego los convierte en imágenes de las tarjetas postales: “Así es” “No lo sé” “Lamentablemente no”. Por si la ironía del gesto pasara desapercibida, el díptico IA deconstruye el imperio del algoritmo, retratándolo en dos palabras —ALGO y RITMO— con papeles fotográficos vivos que el tiempo y la luz de la galería van alterando. Hay más operaciones combinadas (composiciones abstractas con óleos y tintas de retoque, viejos materiales fotográficos con veleidades escultóricas), pero conviene no revelar todos los trucos y ver los prodigios ahí mismo porque, por increíble que parezca, la mayoría de las fotos recuperan el aura perdida, son únicas y mudan día a día con el sol que entra por las ventanas.

En el comienzo del Ulises, Joyce habla de la “ineludible modalidad de lo visible”. En una galería de Rosario, con la misma audacia de un irlandés excéntrico en la cultura británica, Ostera se atreve a desafiarlo.

 

Andrea Ostera, 11 operaciones combinadas, Galería Diego Obligado, Rosario, 5 de octubre – 30 de noviembre de 2019.

 

Imagen: serie AAT, de Andrea Ostera, 2018-2019.

21 Nov, 2019
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