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Hay varias ocupaciones ligadas a la escritura que sufren una crisis: la filosofía, presionada por el discurso academicista que la condena a ser mera historia de la filosofía; el periodismo, presionado por la exigencia de hacer cada vez más “operaciones” y por la premura impuesta por los medios digitales; incluso la literatura, que tiene que buscar una nueva relación con la palabra en este contexto.
Darío Sandrone es filósofo de formación, periodista por los avatares de la vida y escritor de espíritu. Y se dedica a pensar uno de los temas más acuciantes de la actualidad, el de la técnica, bajo esta divisa: “‘Los peces no saben que están mojados’. Con esa figura el filósofo canadiense Andrew Feenberg ilustra lo que denomina ‘la paradoja de lo obvio’, con relación al vínculo que mantenemos con nuestro entorno artificial”.
Nos movemos como peces en el agua en el mundo técnico, pero el pensamiento contemporáneo no ha dado aún con las claves que sirvan para dar cuenta de que estamos mojados, entre otras cosas porque es un mundo “al que hemos amueblado con objetos tan pequeños y redes tecnológicas tan grandes que se han desacoplado de la escala humana”. Así, sobran los pensadores “que se preguntan cuánto de humano hay en las nuevas máquinas”, pero faltan los que estén “dispuestos a preguntarse cuánto hay de máquina en el humano”. Sobran los discursos periodísticos o de divulgación que corren detrás de la nueva app para anunciar una revolución en la sociedad, y sobran los llamados a abrazar las “literaturas digitales”, como si lo técnico fuera siempre un adjetivo de sustantivos inmutables.
La eficaz salida que propone Sandrone es escribir, bajo el formato periodístico de pequeñas reseñas e historias, verdaderas piezas literarias y filosóficas. Publicadas en los últimos años en diversos medios de Córdoba, desfilan en ellas toda clase de datos y de personajes, se analizan en ellas toda clase de materiales y de máquinas, en un equilibrio exacto entre la liviana gracia y el viejo oficio de desnaturalizar el sentido común. Por ejemplo: “las empresas tecnológicas consideran ‘automáticas’ a máquinas que necesitan del trabajo humano para funcionar. Eso sólo es posible si se considera que miles de millones de dedos moviéndose sobre los teclados del mundo no hacen un trabajo, sino que son meros insumos, combustible, materia prima para alguna lejana máquina algorítmica”.
Cualquiera podría pensar que esta es una compilación de artículos periodísticos, pero se parece más a una colección de cuentos cortos, relatos de una economía y precisión encomiables, dignas del Borges que Sandrone no se priva de mencionar. Remata la sucesión de textos una secuencia notable sobre la bestia de la tesis doctoral que lo estaba esperando agazapada para la guerra. Se nota allí que lo suyo era mucho más que escribir una tesis, y también más que redactar artículos de prensa. Selva artificial es la inauguración de una obra que dará que hablar.
Darío Sandrone, Selva artificial. La vida entre las máquinas, Editorial de la UNC, 2019, 290 págs.
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