Otra Parte es un buscador de sorpresas de la cultura
más fiable que Google, Instagram, Youtube, Twitter o Spotify.
Lleva veinte años haciendo crítica, no quiere venderte nada y es gratis.
Apoyanos.
“Nuestra” Constitución. ¿Qué es lo que hace que “el pueblo” se apropie de la Constitución? ¿Cómo podemos llamar “nuestro”, sentir propio, un texto que frente a los diferentes conflictos puede responder de las formas más diversas? Este es, quizás, el principal interrogante que despierta esa forma particular de lectura que realizan Robert Post y Reva Siegel bajo el nombre de “constitucionalismo democrático”.
Una lectura atenta de las decisiones de las altas cortes estadounidenses, sus efectos, las resistencias y sus reconfiguraciones, va mostrando la forma en que se teje la relación entre Estado de derecho y autogobierno. El recorrido al que invita el libro parte de una clara premisa, y es que no hay regla detrás de estas idas y venidas, no hay metodología que permita resolver las tensiones detrás de cada conflicto, sino sistemas de valores contrapuestos, y es esa misma tensión la que va configurando el proceso de decisiones constitucionales. Post y Siegel no buscan los orígenes ocultos en la letra de la Constitución, que algún día nos permitirían descubrir su “querer decir” originario. La invitación es a naufragar en el derecho y a encontrar, contra todos los pronósticos, que la Constitución no es su ancla, encontrar que aquello que se tiene como fundamento, la estructura sobre la cual se asienta el derecho, no tiene un sentido unívoco. Se podrá decir que este no es un problema nuevo, que el derecho constitucional tiene mucho escrito sobre teorías que hablan de métodos interpretativos –las cuales aquí se repasan–; sin embargo, con ellas se insiste en la búsqueda de un sentido verdadero, o bien de una respuesta a esta tensión.
Post y Siegel se atreven a decir algo más. Justamente es el sentido siempre abierto de la Constitución –expuesto aquí con inmejorable claridad a través de sentencias paradigmáticas como “Roe vs. Wade”, “Bowers vs. Hardwick”, “Brown vs. Board of Education” o “Plessy vs. Ferguson”, entre otras–, junto con sus efectos en los movimientos sociales, la sociedad civil y la opinión pública, lo que advierten como condición de posibilidad de la prevalencia de su autoridad. Es su sentido siempre abierto lo que también habilita que se genere, en esa lucha por el sentido que parece darse en las decisiones judiciales, una nueva posibilidad de activismo judicial que no tema llegar jamás a suelo firme.
Robert Post y Reva Siegel, Constitucionalismo democrático. Por una reconciliación entre democracia y pueblo, traducción de Leonardo García Jaramillo, Siglo Veintiuno, 2013, 296 págs.
¿Qué es una seguridad progresista? Esa es la pregunta que se hace la antropóloga y ex ministra de seguridad Sabina Frederic en su más reciente libro, y...
Manuel Quaranta pertenece a esa rara y afortunada especie de escritores que sólo se sienten escritores cuando escriben. Contrario al autor profesional (estirpe Vargas Llosa) que tiene...
Diez años pasaron desde la muerte de Tulio Halperin Donghi, el gran historiador argentino. La producción historiográfica de Halperin Donghi, discípulo de Fernand Braudel y de José...
Send this to friend