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Cuando en 1976 se publica en Gran Bretaña Marxismo y crítica literaria, la pasión por lo real investía todavía la política, el arte y la teoría. Pero el mundo cambió, y nociones tradicionales como lucha de clases, ideología, totalidad, historia y modos materiales de producción fueron a parar a los museos de la revolución. Volcada hacia el signo y el texto, la crítica académica buscó en los márgenes de lo privado, en el cuerpo y la sexualidad, en el placer y el poder, en la etnia y los estilos de vida, los nuevos antagonismos de un presente fragmentado del que se había esfumado la promesa radical de emancipación del Estado y del mercado.
Algo tiene que haber pasado entonces en los imaginarios sociales y en eso que leemos como literatura para que esta breve introducción de Terry Eagleton a los conceptos y debates de la crítica literaria marxista pueda volver a circular hoy entre las nuevas generaciones de lectores que retoman la tarea inconclusa no tanto de interpretar el mundo como de cambiarlo.
En la tradición de la “crítica de la crítica”, cada uno de los capítulos de Marxismo y crítica literaria (“Literatura e historia”, “Forma y contenido”, “El escritor y el compromiso”, “El autor como productor”) gira alrededor de un debate que el marxismo cultural, encarnado en críticos como Trotski, Lukács, Benjamin, Brecht, Macherey o Althusser, mantiene tanto con la ideología estética burguesa como con la sociología de la cultura y las versiones mecanicistas del marxismo.
¿El arte como producción o el arte como ideología? Para Eagleton, la tarea de la crítica marxista en 1976 era plantear la relación entre “base” material y “superestructura” ideológica en el interior del arte mismo. Pero desde entonces el mundo capitalista ha cambiado. Hoy el trabajo es también intelectual, lingüístico y afectivo; y el trabajo llamado “inmaterial” produce formas de cooperación y comunicación que el capitalismo postindustrial captura según los modos acostumbrados de acumulación y privatización de lo común. ¿Cuáles serían hoy las prácticas estéticas que permitirían volver a plantear esta pregunta? Como muchos radicales, Eagleton es un tradicionalista, y su modo de leer corresponde a los autores del modernismo europeo de la primera mitad del siglo XX. Pero ¿cuál es el objeto de la crítica literaria actual? La traducción de Marxismo y crítica literaria es una buena oportunidad para releer y ordenar ciertos debates de la crítica académica, instalada en polémicas en torno a la producción material del valor, o para enmarcar el modo brutalmente mecanicista y acrítico con que los suplementos culturales, no sin mala fe, presentan la relación entre literatura y mercado.
Terry Eagleton, Marxismo y crítica literaria, traducción de Fermín A. Rodríguez, Paidós, 2013, 163 págs.
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