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Esta colección de papeles inéditos le da pleno cuerpo a la expresión work in progress, al reflejar, con sorprendente representatividad, las múltiples capas en las que Hans Blumenberg elaboró su obra tardía. En ella se enhebran dos tareas que el autor ha logrado llevar al límite de la indiferenciación: la reflexión metodológica acerca del trato con “la cosa misma” del que debiera ocuparse una teoría del mundo de la vida, y la historia intelectual del concepto “vida”, junto con sus compuestos, en el uso filosófico desde el idealismo alemán hasta la fenomenología. Esto conlleva, en particular, una historia de la fenomenología desde 1924 hasta el fallecimiento de su fundador. Más que una crónica de familia entre cultores de una misma escuela, representa un valioso estudio en la historia de la filosofía contemporánea, al iluminar transversalmente las décadas de 1920 y 1930 en Alemania. Se traza la retícula en la que surge y se afianza el uso husserliano de la expresión “mundo de la vida”, involucrando desde interlocutores en decadencia como Mach y Avenarius hasta disciplinas ajenas como el psicoanálisis y la etnografía. Por otro lado, se señala una necesidad interna en la evolución del método, que llevaría hacia la fundamentación de la racionalidad teórica en una instancia anterior.
Trascendiendo el diálogo con la generación precedente, Blumenberg avanza lineamientos de una propia teoría del mundo de la vida. Al hacerlo, no tarda en asomar su vocación telescópica. En un ejercicio de enriquecimiento de su concepto, retoma la narrativa conjetural con que los teóricos del Estado moderno repensaron el Génesis. El mundo de la vida, sostiene, debe estudiarse como un caso del “estado de naturaleza”, promoviendo una confrontación de las versiones que ofrecieron Hobbes y Rousseau. La discusión sobre estados primigenios, reales o imaginados, es una clave del libro. Por su intermedio se introducen los aportes más singulares del autor. Tal es el caso de la tesis que rubrica su antropología: la adopción de la postura erguida como el hecho primitivo originario, la condición genética de la racionalidad.
Es también siguiendo este hilo expositivo como, bajo la forma de un comentario a la alegoría de la caverna, Blumenberg nos ofrece una versión personal, fenomenológica, de la inversión del platonismo. No brilla el sol de la Verdad tras los confines del mundo de la vida. Antes bien, dicho mundo es la suma de los artilugios mediante los cuales el ser humano mantiene a raya las sombras que se agolpan más allá de su capacidad de concebir y de obrar, y a las que tarde o temprano deberá enfrentarse.
Blumenberg escribe con la claridad puntillosa de quien ha sido profesor durante muchos años, y con la soltura imaginativa de quien se ha cultivado como estilista de la lengua durante otros tantos. El resultado es una pluma de cuyo oficio sólo cabe desear que no se lo dé por perdido.
Hans Blumenberg, Teoría del mundo de la vida, Fondo de Cultura Económica, 2013, 280 págs.
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