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Antes del mantra desesperado que repite “Loving you is complicated” seguido de un rap disfónico, la cosa no baja del aullido, dando como resultado un hito de intensidad expresiva para la música afroamericana del siglo XXI. Too Much, too Munch: ese grito negro. Canciones como u (sic) convierten el álbum To Pimp a Butterfly de Kendrick Lamar en un laboratorio de experimentacion lírico-musical del hip hop actual. Este asombroso disco y otra hipérbole de este año —The Epic de Kamasi Washington, tres CD donde se relee el jazz moderno— comparten a un músico que aún no llega a la treintena: el angelino Stephen Bruner, alias Thundercat. Bajo tal mote de animé, este multiinstrumentista y cantante practica una especie de “casual virtuosity” a la hora de pulsar el bajo, su instrumento de cabecera, tanto en Suicidal Tendencies (sí, ahí) como para Erykah Badu.
El otro nombre que falta para anudar a Lamar, Washington y Thundercat es Flying Lotus (Steven Ellison, según el DNI), cuyo sello Brainfeeder alberga a los últimos dos. A partir de Cosmogramma (el Kid A que el hip hop ya se merecía en 2010), Thundercat hace su aporte en cada álbum de Ellison, un no músico negro de la era de la postproducción, con más pretensiones que un J Dilla o un DJ Rashad. Descent Into Madness se destaca en el álbum You´re Dead! (2014), su obra menos híbrida/ecléctica/dispersa, donde Lotus registraba su duelo ante muertes demasiado cercanas (las de sus padres y un amigo), a lo largo de diecinueve tracks. Thundercat canta ahí: “¿Podés sentir cómo las paredes se van acercando entre sí / más cerca del fin? / Bienvenido al descenso / a la locura // No hay forma de escapar de ese agujero / la oscuridad de tu alma”. A este desaguadero hacia la noche del mundo, a este gran atractor, también está dedicada la mini suite A Message for Austin/ Praise the Lord/Enter the Void, con que cierra el segundo álbum de Thundercat, Apocalypse (2013), citando la película de Gaspar Noé.
Pero lo más desconcertante resulta el modo en que Bruner ilustra estas temáticas existencialistas y escatológicas fluyendo en una voz sedosa y reverberada, que detiene su emoción al filo del falsete tan en boga. Por si fuera poco, hay un ingrediente armónico que subraya la mixed emotion. Thundercat basa su composición en un hilván de acordes importados del jazz, de esos donde mejor gravitan las más mórbidas séptimas, novenas y undécimas, definiendo así cadencias melódicas que ya oímos con más vocación “cancionística” y cero minimalismo en Steely Dan (fetiche de Charly a fines de los setenta), Milton Nascimento (el de Litto) y Gino Vanelli (el de El Flaco). Este llevadero deslizamiento armónico (que alienta uno de los tantos goces del que es capaz el jazz, una “jazzance”, si los lacanianos nos permiten) ya se advierte en las tempranas Is It Love?/For Love I Come, ambas de su álbum debut The Golden Age of Apocalypse (2011). El contraste entre la mórbida dulzura (vainilla y almizcle) de esos acordes y el duelo y la melancolía de las letras apocalípticas (¿"Paranoia y soledad" de haber sido demeada por Lebón?) este año consigue su máximo de “destilización” en el excelente EP The Beyond/ Where the Giants Roam, luego de que Bruner la ensayara hace dos años en temas como “Tron Song”, “Evangelion” y “We´ll Die”. Spinetta habría amado a Thundercat. Herbie Hancock ya confiesa su admiración por él y colabora en el EP. No importa si alguno escribe que estamos ante “un híbrido entre Hall & Oates y Zappa”. Lejos de aspirar a la correcta “compostura” de una canción (Bruner no pretende ser Stevie Wonder, Ivan Lins o Paddy McAloon), es capaz de sustituir, al final de “Lone Wolf and Cub”, el solo por una urdimbre de arpegios veloces de bajo y guitarra, mientras unos truenos felinos humean en los sintetizadores. El trance que contagia este final está pensado y sentido desde la electrónica, no desde la tradición jazzera. Lamar, Flying Lotus, Washington y Thundercat están reinterpretando y recomponiendo hoy el jazz setentista, especialmente la línea eléctrica/electrónica que Miles Davis inauguró con su Bitches Brew. Es cuestión de probar.
Thundercat, The Beyond / Where the Giants Roam, Brainfeeder, 2015.
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