The Much Much How How and I / Galápagos

Cosmo Sheldrake es un joven multiinstrumentista inglés que combina cualidades de mago, de clown, de científico loco y de juglar. Escucharlo produce la alegría de descubrir a un artista que, en medio de retromanías y homogeneidades globales, parece estar creando con libertad total. Su primer disco, The Much Much How How and I, es un peculiar ecosistema de sonidos que incorpora, entre otras cosas, formas de la música barroca, found sounds, aires de nonsense, letras de William Blake y grabaciones de aves de las islas británicas en peligro de extinción. Existen dos ediciones disponibles en Spotify: la simple (2018) y la deluxe (2019), que suma versiones instrumentales de las canciones.

¿De dónde surge un músico así? Una pequeña nota genético-biográfica quizás brinde algunas pistas (y despierte otras curiosidades): Cosmo Sheldrake es hijo de Rupert Sheldrake, un biólogo especializado en fisiología de las plantas, formado en los claustros de las ciencias naturales de Cambridge. Hasta acá, nada demasiado raro. Salvo que Sheldrake padre se convirtió hace algunas décadas en una especie de célebre hereje de la ciencia a raíz de sus investigaciones sobre las “resonancias mórficas”, la telepatía y la relación entre ciencia y religión, entre otros temas. Expulsado con el mismo fervor de la academia y de los foros de divulgación más visitados de nuestro tiempo (pruebas de su abyección: en 2013 dio una charla TED que después fue censurada y eliminada de la plataforma, y el mismo editor de la revista Nature declaró que sus libros eran “candidatos para la hoguera”), también llamado “el científico más controversial del mundo”, Sheldrake propone, a grandes rasgos, que existe una suerte de memoria en la naturaleza y que todo el universo es en sí mismo un organismo consciente.

Dicho esto, volvamos a Cosmo, el músico. No es un ejercicio justo analizar las creaciones de los hijos a la luz de la obra de los padres, pero hay una influencia innegablemente biológica en la música de este último, algo orgánico en las resonancias extrañas que provoca y también en la manera que tiene de gestar su trabajo. Antes de lanzar su primer disco, Sheldrake colaboró, entre otros, con el músico electrónico Matthew Herbert y con el Museo de Historia Natural de Londres en un proyecto que relevaba los sonidos de los arrecifes de coral. Con la incorporación de grabaciones de aves, peces y demás animales en sus ambientes naturales, sus canciones adquieren una densidad selvática: detrás de una maraña de sonidos se puede intuir un espacio y múltiples relaciones simultáneas entre seres vivos, ya sean animales o seres humanos. Las canciones de The Much Much How How and I tienen la duración estándar de una canción pop, y no faltan en el disco algunas con potencial de hits como las pegadizas Wriggle y Come Along. Sin embargo, todas comparten la misma cualidad borrosa en relación con el género y los mismos límites desdibujados entre observación e imaginación. Los hilos de la trama no están escondidos: Cosmo Sheldrake observa y escucha a la naturaleza, la deja entrar en su música y crea con eso que encuentra un organismo nuevo. Lo cual también es comprobable en las breves piezas de “ambient de cámara” que componen la banda sonora de la serie Galápagos, donde cada tema está dedicado a un animal en particular o a alguna situación que tiene lugar en las islas ecuatorianas (el atardecer, por ejemplo).

Quizás el hijo sí comparta con el padre algo de esa cualidad herética después de todo, porque la herejía siempre es disruptiva y novedosa por definición. En cualquier caso, se trata de un artista para tener en el radar, y de un disco celebratorio y actual, que nos recuerda que el mundo es más grande de lo que pensábamos, que los animales extintos producían sonido, y que nuestra relación con el medio ambiente no es sólo de destrucción: también puede ser colaborativa y generar belleza.

Cosmo Sheldrake, The Much Much How How and I / Galápagos, Transgressive Records, 2019.