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Diagonal Sur. Arte Argentino Hoy

ARTE

Dentro de las funciones elementales de un curador, probablemente la selección de obras sea el abecé de su práctica. Sin embargo, la exposición Diagonal Sur, que se presenta en el Centro Cultural Borges y que ocupa la totalidad de sus salas, propone un desdoblamiento de roles entre su curador Philippe Cyroulnik –asiduo visitante y responsable de la difusión de tantísimos artistas argentinos por Francia— y Esteban Tedesco, quien hizo previamente la selección de obras de su colección.

Hace tres años pudimos conocer públicamente una parte de la colección que presentó en la Fundación Proa junto con las colecciones Bruzzone e Ikonicoff en Algunos artistas / 1990-HOY, con un propósito similar: hacer base en colecciones privadas para construir una narración sobre el arte contemporáneo local un año después del conflicto del MAMBA y cuando aún el Museo Nacional de Bellas Artes no había desplegado su política de adquisiciones recientes.

Seguramente el problema no radique en priorizar un corpus de obras pertenecientes a una colección, una decisión que no reviste mayores objeciones sino más bien postularla como un panorama del arte reciente. Una colección es una colección de tics del coleccionista y posee una topografía fragmentaria y en ocasiones afortunadamente caprichosa, que aporta notas de singularidad en procura de escapar a una ansiedad del sistema del arte contemporáneo que cristaliza narrativas hegemónicas sobre el arte del presente. Hace tiempo que las colecciones son terreno de curadores profesionales.

Es curiosa la figura del “selector de obra”, como si el acto mismo de recortar no implicara la construcción de un discurso, arrojando a la curaduría a su forma más elemental de colgar. Este juego eufemístico del curador en el que parecen entrampados Cyroulnik y Tedesco no excluye la posibilidad de ver una gran colección conformada por un centenar de artistas que seguramente estarían presentes en proyectos con propósitos semejantes como Aráoz, Bairon, Ballesteros, Basualdo, Bianchi, Centurión, Laguna, De Caro, Duville, Espina, Fontes, Gallardo, Gómez Canle, Gordín, Jitrik, Kacero, Lindner, Macchi, Navarro, Scafati, Schoijett, Seeber, Siquier y Villar Rojas, entre otros; además de presencias transgeneracionales como Roberto Jacoby, Diana Aisenberg y Martín Reyna.

No es menor la tarea de colgar que le tocó a Cyroulnik, y la muestra se percibe muy bien articulada. Cada una de las salas tiene su tono, y las correspondencias entre obras son notables. El ensamble de poéticas que logró a través del montaje destaca la virtud del buen ojo que solía atribuirse a los curadores de oficio. Y Tedesco también tiene algo del coleccionista tradicional porque, además de esos nombres bien asesorados que toda buena colección debiera tener, se lo ve haciendo apuestas menos evidentes, y ahí el asunto se pone más interesante.

Con cierta perplejidad, leo el breve texto de sala que vaticina que la muestra será una de las más importantes sobre arte argentino contemporáneo. Una afirmación desmedida e inconfesable, por cierto.

Diagonal Sur. Arte Argentino, curaduría de Philippe Cyroulnik, Centro Cultural Borges, Buenos Aires, 4 de febrero – 27 de marzo de 2016.

3 Mar, 2016
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