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Infieles

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Si el título es nuestro primer contacto con una muestra, como de hecho lo es, Infieles dice mucho más y mucho menos de lo que el espectador puede esperar para armarse una idea cabal del recorrido. También es verdad que la estética del flyer induce a forjarnos una imagen concreta hacia dónde se dirigen ciertas intenciones, semánticas o simbólicas: la infidelidad, el corazón roto, traicionado. Sin embargo (en la vida siempre hay un sin embargo, un aplazamiento, una dilación), existen otras definiciones de infiel que podrían cuajar con la exposición curada por Roberto Papateodosio.

La segunda acepción de la Real Academia Española se refiere al “que no profesa una fe verdadera”, por lo tanto, en rigor de verdad, el sujeto mencionado no sería un traidor per se, sino, en todo caso, un heterodoxo, alguien que nunca encontró el camino correcto o lo perdió vaya uno a saber por qué motivos. Quizá no estemos aquí tan lejos de dar en el blanco: la muestra colectiva la componen obras de artistas visuales que en algún momento se volcaron a las letras o coquetearon con ellas y, a la inversa, contemplamos obras de escritores que en diversas circunstancias decidieron incursionar en las artes visuales. Un dato. Las trayectorias de los convocados son desparejas, están quienes se consagraron en ambas esferas y quienes utilizaban la infidelidad como un respiro momentáneo de los quehaceres diarios de su métier. Pero justamente ese desfasaje es un gran acierto curatorial de Papateodosio, ya que introduce el elemento heterogéneo en la muestra, haciéndose cargo estructuralmente de lo que el título propone.

La otra definición anuncia: “Falto de puntualidad y exactitud”, y ofrece como ejemplo intérprete infiel. Intérprete, posee un doble sentido, el intérprete musical, aquel que ejecuta la partitura compuesta por otro, y el intérprete idiomático, figura cercana a la del traductor. Pero, le pregunto a los señores y señoras de la RAE, ¿no es tautológico afirmar la infidelidad del intérprete? ¿No es infiel por definición todo intérprete?

La muestra emplazada en el Museo del Libro y de la Lengua sirve para abordar el núcleo del problema. La sangre infiel (¿roja, azul?) corre por nuestras venas, pero no según un grado de traición inferior, no pensamos la infidelidad como engaño premeditado, sino como aquella acción imposible de no realizar, atentos a que nuestras herramientas visuales, lingüísticas, musicales, cinematográficas están siempre maniatadas, más allá o más acá de las intenciones del autor.

Lo atrayente de Infieles reside en el desafío lanzado al espectador, iniciado o lego, y sobre todo a quien quiera recorrerla por el terreno de la reseña. Desde mi punto de vista, para hablar de Infieles con coherencia, debemos irnos por la tangente, o sea, debemos evitar referencias directas a una obra particular o a cualquiera de los (las) artistas presentes. Porque mientras más pretendemos acercarnos a la totalidad, más nos alejamos, incluso si tomáramos un solo ejemplo (y sería sencillo tomarlo, conozco muy bien a la mayoría de los artistas y escritores reunidos por Papateodosio), como quien dice, de ejemplo vale un botón, la infidelidad se concretaría en el peor de los sentidos. Ni la parte, ni todos. Ninguno. Sólo sin hablar de ninguna de las piezas, sólo sin hacer nombres propios (aquí la pregunta de rigor sería, ¿y por qué sí el del curador?, sin embargo, no es este texto el lugar indicado para responder), podemos llegar a intuir lo que nos espera al ingresar a Infieles: dibujos, pinturas, fotos, collages, litografías, videos, serigrafías, libros y libretas. Como tal, el Museo del Libro y de la Lengua no se concibió para alojar este tipo de exposiciones, de allí que el primer infiel sea el museo, el cual, en tanto institución pública, apuesta inesperadamente por el reverso de sí a los fines de encontrarse consigo misma.

La infidelidad supone una promesa previa. Lo paradójico es que no estaríamos en condiciones de prometer nada si en el horizonte no latiera el temor al perjurio. Cuando prometo algo (desde amor eterno hasta una bolsita de caramelos), acecha el fantasma de la traición, la inminencia del incumplimiento, este es nuestro destino: ser infieles.

 

Infieles, Museo del Libro y de la Lengua, curaduría de Roberto Papateodosio, 17 de Junio – 30 de noviembre 2022.

15 Sep, 2022
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