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De igual forma que Piedras no es sólo una galería de arte gestionada por artistas, sino un departamento, un lugar para hacer amigos y, ocasionalmente, una pista de baile, una muestra a veces puede ser algo más que un espacio silencioso flanqueado por paredes blancas, donde contemplar en solitario obras de arte de las que apenas podemos decir algo más allá del triste “interesante” o “no interesante”.
Curada por Guadalupe Creche, La torpeza emocional es un ciclo de instancias expositivas, más tentativas o pruebas que muestras cerradas. Piedras, un espacio ya de por sí amigo de ejercicios de transformismo, se convierte en un laboratorio que, a lo largo de cada viernes de diciembre, ha presentado las investigaciones artísticas de Clara Esborraz, Cotelito, Fabián Ramos y la dupla Alfredo Frias y Fantine Andrès.
Salir de la exposición (si es que alguna vez habíamos entrado) es el título de un ensayo del curador catalán Martí Manen. En él se desarrolla una serie de intuiciones que pretenden situar el hecho expositivo al calor de la complejidad de nuestro contexto, desde luego distinto del moderno, caracterizado por el material inestable que manejamos críticos, curadores y artistas, así como por la proliferación de medios cruzados, actitudes performativas y vidas precarizadas que el sistema del arte ha conocido en estas últimas décadas. Aunque a decir verdad, si hay una tradición que el arte producido y presentado en Buenos Aires puede sentir propia es, precisamente, la de una forma de precariedad atravesada por el cariño, el cuidado y el afecto, pero también por la duda, la incertidumbre y el malestar. Me explico: ensayos como este hunden sus raíces en un contexto muy dado a hacer gala de la prueba y el error, marcado por un tipo de búsqueda sensible que no pasa por lo intelectual sino por el vínculo, el sudor y la reunión de cuerpos afines. En otras palabras, por cómo la práctica artística se inscribe en los vaivenes de la vida, en sus incertidumbres y pasiones, sobre todo cuando lo que nos rodea está a menudo cerca de implosionar. Frente a la crisis permanente y la ausencia de medios, no hay más respuesta que la imaginación política y la potencia de los cuerpos que se revuelven, ya sea en una galería, en la calle al protestar o bailando en una fiesta.
Diciembre ha venido más diciembre que nunca. Dicen algunos, incluso, que tan diciembre como 2001. Si bien represión y dignidad van de la mano, por desgracia nunca es de forma simétrica. Gases y balas jamás serán piedras. Nada de esto parece tener relación con La torpeza emocional. Y sin embargo, la existencia de proyectos de este tipo, construidos desde la complicidad entre galeristas, curadores y artistas, supone algo así como un abismo salvado, una brecha en nuestras formas de vida normalizadas. Pero hablemos un poco de cada proyecto, o mejor, de cómo cada uno de ellos ha sabido hacerse con el espacio de Piedras, a la manera de un site specific. Porque en realidad lo que ha puesto de manifiesto esta serie de episodios, resumiendo, es la capacidad de ciertas prácticas artísticas para producir ambientes, situaciones y comportamientos muy distintos en el espectador. De la intimidad que el sonido y las luces bajas producían en la propuesta de Clara Esborraz, un trabajo que parte del dibujo para interrogar los gestos y la mecánica del cuerpo, a los ejercicios de geometría afectiva realizados por Cotelito, en un acercamiento sensible a cómo un espacio puede ser otro, pasando por el cine de objetos y texturas de Fabián Ramos, donde la realidad se desdobla en mil fragmentos como cuando un prisma descompone la luz, para llegar a la propuesta conjunta de Alfredo Frías y Fantine Andrès que, tras coincidir en la residencia URRA de Tigre, han concebido un proyecto que funde lo propio con lo ajeno, al tiempo que confunde los límites entre pintura y dibujo. Expresiones, todas estas, que dan cuenta de la exuberancia de lenguajes, intereses y emociones que una curaduría horizontal y amorosa, más preocupada por sostener obras que discursos, puede llegar a evidenciar.
Clara Esborraz, Cotelito, Fabián Ramos, Alfredo Frías y Fantine Andrès, La torpeza emocional, curaduría de Guadalupe Creche, galería Piedras, Buenos Aires, 8 a 29 de diciembre de 2017.
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