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En un libro bilingüe, Hernán Borisonik, doctor en ciencias sociales y especialista en filosofía política, presenta un estudio sobre el dinero y un mapa que traza algunos problemas actuales en perspectiva transdisciplinaria, con foco en el ámbito de las artes visuales. Además del texto principal, el volumen cuenta con cuatro colaboraciones: María Stegmayer recupera la experiencia del grupo Venus, creador de una moneda que circuló en el ámbito del arte porteño post-2001;en “Por nada”, Federico Baeza discurre sobre tres momentos de la escena contemporánea argentina en los que la economía se filtró en las prácticas artísticas; Álvaro Cifuentes analiza algunas piezas realizadas con billetes por Esteban Álvarez, Luis Hernández Mellizo y Gala Berger; y, finalmente, Tamara Stuby (autora de la obra que ilustra la tapa del libro) describe algunos de sus trabajos vinculados con los problemas trabajados por Borisonik.

El punto de contacto entre la formación del autor, la teoría política, y su objeto de estudio, el arte, se centra en que ambos son formas creativas, solidarias con la crítica y la intervención práctica. Entendiendo el potente rol social que puede tener el arte, con afán renacentista y escéptico de las divisiones disciplinarias, Borisonik advierte que la reflexión sobre el dinero no puede ser abordada desde una sola perspectiva. Renunciando al análisis total del hecho social, el autor busca llevar adelante un ejercicio de “tímida apertura” a partir de la hipótesis que coloca el uso de dinero en obras de arte como posibilidad de desacralización. Para lograr, esto se deja influenciar por las reflexiones de Warburg, Benjamin y Agamben, entre otros.

El libro piensa la vida contemporánea y afirma que el mundo actual decepciona a las personas, lo cual invita a una fuga constante de la realidad, por ejemplo a través de la acumulación de dinero, que hoy puede concentrarse de un modo casi irrestricto en algunos sectores. El autor resume y evidencia el embrujo fantasmagórico en un interrogante urgente: “¿cuánta divergencia es sostenible entre un planeta finito y un dinero infinito?”. Las inquietudes planteadas estimulan la pregunta de si acaso la humanidad no ha llegado a una instancia —parafraseando a Marx— que convoca espíritus que no puede controlar, como la tecnología o el dinero (hoy, en una fase de gran autonomía).

Otra cuestión central en el texto es si aún se puede pensar el arte como un ámbito válido para encontrar la verdad y no como un mero objeto de consumo. Para desarrollar esta idea, el autor dialoga con las tesis de Boris Groys y analiza fenómenos como el diseño o el marketing.

Borisonik sale de la pura denuncia para avizorar puntos de fuga hacia adelante, posibilidades de prácticas alternativas. Comprendiendo que el compromiso social del artista no atraviesa su mejor momento, encuentra una forma realista de intervención: las obras hechas con dinero permiten poner en el centro de la escena la reflexión sobre este objeto.

El volumen cuenta con una cuidada edición e incluye varias obras referidas a las cuestiones analizadas, que acompañan armónicamente los textos; entre ellas se destacan “Más dinero con dinero”, de Esteban Álvarez,  las “Banderas” de Lourival Cuquinha o “Three Thousand US Dollar Bills to Takeaway”, de Cesare Pietroiusti.

En tiempos de tanta inequidad, violencia e individualismo, este libro se presenta como una propuesta poco usual, muy rica en aportes, en el campo del pensamiento contemporáneo, que desde una perspectiva que conecta el arte, la filosofía y las ciencias sociales, nos propone detenernos a contemplar la realidad y actuar reflexivamente.

Hernán Borisonik, Soporte. El uso del dinero como material en las artes visuales, Miño y Dávila, 2017, 200 págs.