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TEORÍA Y ENSAYO

¿Existe una cura para la crítica? Por todas partes y de manera recurrente se nos dice que la crítica está en crisis: que perdió su eficacia social, que se volvió decorativa, que fue reemplazada por comentaristas estériles y algoritmos que nos conocen más y mejor. Este diagnóstico recorre las mesas de discusión sobre el estado de la crítica pero entendida esta en su versión más acotada, como género mediático de comentario sobre las prácticas artísticas, enfrentado hoy a las condiciones desafiantes de las mediatizaciones contemporáneas. Los ensayos reunidos en el libro Poscrítica parten de un diagnóstico aparentemente inverso: asistimos al triunfo de la crítica, a la generalización de la deconstrucción, a la obligatoriedad de la sospecha. Ya no hay discurso que pueda ser recibido con ingenuidad ni hay enunciado que pueda disimular impunemente su posicionamiento. La facultad crítica, como el sentido común, se convirtió en “la cosa mejor distribuida del mundo y cada quien piensa estar bien provisto de ella”. No se trata, sin embargo, de lamentar la democratización del pensamiento reflexivo. El problema es más fundamental, y quizá por eso tenga poco de novedoso: la crisis está en la crítica misma, que, a fuerza de sospechar continuamente del pensamiento, en vez de conducirnos a la lucidez, “nos vuelve tontos”. Los diez ensayos que siguen a esta provocativa sentencia de Laurent de Sutter (director de la publicación) son variaciones temáticas que exploran y extienden las implicancias de esa paradoja.

¿Podría ser que la crítica, en vez de reforzar las herramientas del pensamiento, haya conducido a su completa relatividad y lo haya vaciado de sus energías? Lo recordaba hace unos años Didi-Huberman (al recibir el premio Adorno): crítica y crisis comparten una misma raíz lingüística —krinein, que “hace referencia al gesto inmemorial, agrícola, de la criba de los granos de cereales”; en su voz pasiva, la misma raíz significa, para el caso de un enfermo, “que llega a la crisis o al estado crítico”. Separar el trigo de la paja con gesto enérgico pero cuidadoso, empujar constantemente el pensamiento hasta ponerlo en riesgo, de esta deriva etimológica parten las acusaciones sobre el círculo vicioso en que estaría empantanada la crítica: sólo a través del sometimiento puede aproximarse a su objeto, al que termina limitando o destruyendo; vive de parasitar la crisis y necesita reproducirla para legitimar su constante intervención; a pesar de tanta producción crítica, la crisis (ya sea del mundo o del pensamiento) no ha dejado de recrudecer. La conclusión evidente es que la crítica sólo ha podido sobrevivir a fuerza de traicionar constantemente su causa, una causa que en última instancia demandaría su inmolación y a la que se negaría por comodidad o cobardía.

¿Cómo revertir semejante diagnóstico? ¿Es posible desarrollar un pensamiento que potencie, en vez de entorpecer, aquello sobre lo que piensa? Y ¿cómo dar forma a ese esquivo antigénero de la crítica que lograría evitarla o superarla? Poscrítica no es sólo una recopilación de expertos que reflexionan actualmente y desde distintas áreas sobre las desventuras del pensamiento crítico. Hay una búsqueda común que atraviesa todos los ensayos, que incluso homogeneiza los títulos y que le da al libro un intempestivo aire de manifiesto: “Por una aceleración” (Armen Avanessian), “Por una supercrítica” (Mark Alizart), “Por un perspectivismo” (Dorian Astor)… En uno de los últimos artículos, abogando “Por una clínica” revolucionaria y molecular, De Sutter explicita su versión —deleuziana— del programa: “Hay que terminar con la polemología moderna, con la retórica agonal, con el reparto de lo sensible”. Hay que terminar con el western y lanzarnos de lleno a la ciencia ficción. Salir del círculo reflexivo haciendo delirar al pensamiento. Quizás ahí esté finalmente el farmacon de la Poscrítica, remedio que salva de la crítica y veneno que encuentra en ella su primera víctima, y su violencia.

 

Laurent de Sutter (dir.), Poscrítica, textos de Mark Alizart, Dorian Astor, Armen Avanessian, Emanuele Coccia, Johan Faerber, Tristan Garcia, Camille Louis, Laurent de Sutter, Pacôme Thiellement y Marion Zilio, traducción de Diego Abadi, Isla Desierta, 2021, 272 págs.

2 Sep, 2021
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