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Tensión y materia

Valentín Díaz

TEORÍA Y ENSAYO

La pregunta por el barroco se ha convertido, en los últimos tiempos, en una pregunta urgente para pensar la cultura latinoamericana. Eso excede, claro está, la lectura propuesta por el neobarroco, desde los setenta y ochenta en adelante. Muy por el contrario, en pleno siglo XXI, hablar de barroco es hablar de la particular conformación de la herencia de los pueblos originarios y la llegada de lo europeo, vía conquista, pero también es un modo de leer esa tensión nunca resuelta en el sincretismo, en la urgencia de las formas estéticas contemporáneas, que en las derivas actuales de la crítica (estudios culturales, sociocrítica, ecocrítica, etc.) de un modo u otro ha terminado por imponerse ya no con el nombre de un período estético determinado, sino como condición de base de los caminos expresivos de nuestro continente. Valentín Díaz, experto en la materia, lleva esa pregunta de cuño local a la lectura de Walter Benjamin, un gesto de dislocamiento que renueva el acercamiento a la obra del crítico alemán y, al mismo tiempo, sitúa su trabajo sobre el drama barroco alemán, el Trauerspielbuch, como un redescubierto origen de toda su metodología. Y es que aquí la clave es precisamente esa palabra, “origen”. Para Díaz, tal como argumenta en este excepcional trabajo, trasladar el barroco hacia el origen (del pensamiento, de las fuerzas políticas, del arte, de la teología, del pensamiento en general) revela la centralidad de una tensión (Spannung) no resuelta de la cual emerge la fuerza de lo estético. “Origen”, pero también “tensión”, entonces, son las dos palabras clave para entender las propuestas de Tensión y materia. ¿Cuál es el vínculo, desde el Trauerspielbuch, que marca la metodología de Benjamin entre esa tensión estética y el materialismo histórico? Interviene Díaz en otro rico debate que parece, por momentos, privilegio de la filosofía política de cuño schmittiano. La pregunta religiosa que marca la modernidad recibe una “respuesta profana” que es la obra determinada históricamente. De algún modo, esa expresión material de la respuesta ilumina a contraluz la pregunta y, al mismo tiempo, habilita el encuentro con una tensión que se reencamina a lo social desde la autonomía de la obra: la revolutionäre Spannung es la condición primera para realizar, siguiendo “El surrealismo. La última instantánea de la inteligencia europea” (1929), lo que está inscripto en el Manifiesto comunista.

Leer El origen del drama barroco alemán (1928) como el corazón del aporte metodológico de Benjamin reubica el texto en su producción, entendiendo así que el barroco aparecería no sólo como un estilo o un período determinado del arte europeo, sino también como una constante que irradia su fuerza más allá del siglo XVII. Retomando la terminología de Alois Riegl, Díaz apunta: es una Kunstwollen, una “voluntad de arte”, nuevamente, una tensión que puede resolverse de modos particulares, pero cuyo corazón está en la potencia de la cual todo emerge. El barroco protestante alemán es sólo una de las formas posibles del barroco, pero también lo es, por ejemplo, el expresionismo, lo cual habilita una suerte de serie temporal que liga la vanguardia con el arte pretérito, no en una línea causal u organizada, sino en la renovación material e histórica de esa pregunta-tensión. Díaz “latinoamericaniza” a Benjamin no con rastros evidentes, burdos, sino desde la sutileza de una pregunta, la pregunta por el barroco, que no podemos sentir sino nuestra. Pregunta que es, a quién le cabe duda, una pregunta por nuestro origen.

 

 

Valentín Díaz, Tensión y materia. El método del Barroco en Walter Benjamin, 17 Grises, 2023, 456 págs.

16 Ene, 2025
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