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La III Guerra Mundial

Andi Nachon

LITERATURA ARGENTINA

Si pudiéramos bosquejar, aunque más no fuese a través de alguna hipótesis provisoria, las posibilidades y el interés que guarda la poesía en su faz lírica, quizá deberíamos comenzar diciendo que, a diferencia de la mera radiografía emocional o del manifiesto disonante, hegemónicos en la poesía argentina de los últimos veinte años, este género se constituye como un territorio fértil para recuperar lenguajes, dicciones y procedimientos que parecían haber quedado fuera de todo uso. En el caso de La III Guerra Mundial, reciente poemario de Andi Nachon, asistimos a una sorprendente recuperación y un rescate profundamente inventivo de lenguajes ligados a la poesía lírica –quede dicho que aquí Nachon es “acompañada” por una larga serie de poetas más o menos contemporáneos, más o menos difundidos y legitimados–. En un tono cercano a la invocación y por momentos a la elegía, utilizado al modo de un plano afectivo para la composición de bellísimas endechas, letanías y hasta alguna que otra plegaria, Nachon pareciera fijar para sí la ardua tarea de desmontar, sin prisa pero con la paciencia y el temple del viajero que sabe dónde comienza pero no dónde termina el viaje (y el duelo por lo que se pierde o se olvida en el camino), el “mito” de la presunta y definitiva muerte de la lírica y de sus putativos más o menos directos;  mito que hace algunos años anoticiaba a los poetas y a todo aquel interesado en la poesía –y no solamente en la poesía, ya que vista a distancia de años, la sentencia que daba forma al mito era perfectamente trasladable a otras esferas–.

El libro comienza con un breve pero preciso epígrafe de La voz de los muertos de Orson Scott Card, escritor norteamericano de ciencia ficción conocido por su inolvidable saga de Ender. Esa cita sintetiza, en un ajustado terceto, el recorrido al que convocan los diferentes poemas: el despliegue de un duelo por el hermano mayor (Rolando, a quien Nachon dedica los poemas) y  la fuga indefinida –¿inevitable?– que casi siempre es consustancial a este tipo de experiencias; como fondo, un escenario sci-fi de desiertos, largos viajes en chevys que circulan sin referencias ni puntos fijos y lluvias interminables. Todo esto atravesado por una muy singular tonalidad de la voz, ya presente y visible en los textos anteriores de Nachon, catapultada por la temporalidad a la que envían una y otra vez los poemas, cuyo movimiento fluye al borde de lo espectral. El registro lírico se manifiesta a partir de una graduada contención emotiva –que halla su mecanismo y su musicalidad más adecuada en el uso de la rima desplazada–; es un procedimiento que acompaña la pérdida, el duelo y la fuga, evitando ripios y aspavientos innecesarios. En uno de los pasajes más conmovedores del libro, se dice en una modulación cercana a la invocación: “Mucho después buscarás rastros / a tu forma una memoria / su posible redención”.En esa búsqueda incesante y siempre inacabada de una forma, la voz poética intenta reconstruir y reconstruirse ante el recuerdo de lo perdido. La grafía fantasmática de un eco familiar, filial, surca el espacio del yo, y en la inflexión femenina lo impulsa a una escritura radicante, como diría Nicolas Bourriaud, dispuesta a cruzar el desierto sin referencias, merced a su propia guerra íntima y a la vez fraterna, y a echar sus propias amarras sólo en tanto el largo éxodo permita un breve descanso. Aunque lo que se encuentre en el camino sean simplemente “restos / extrañeza y restos”: algo de aquello que, con soterrado lirismo, no dejamos de llamar poesía.

 

Andi Nachon, La III Guerra Mundial, Bajo la Luna, 2013, 64 págs.

13 Feb, 2014
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