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La dramaturga y poeta chilena Begoña Ugalde firma en su nuevo libro de poemas una propuesta contundente sobre el ciclo de la vida: la conciencia de ser hijos que nos proporciona el ser padres. Si en Lunares (2016) había optado por un tono lírico para hablar sobre todo de sí misma, en Poemas sobre mi normalidad, aunque también explore la locura transitoria que a todos nos embarga de vez en cuando, proyecta sus versos sobre todo —por un lado— hacia su padre y su madre, y —por el otro— hacia sus propios hijos. El yo como interfaz o frontera o puente.
Las metáforas son cotidianas (como el televisor) e inesperadas (la bandera brasileña). La mirada es retrospectiva y enfoca las figuras de los progenitores en su vida diaria, ajena a los hábitos culturales de la hija, abstraídos en sus ficciones y en sus miedos (que son parcialmente herencia); y la voracidad del bebé que exige leche materna. El estilo es narrativo en la primera parte del libro, cercana por momentos al relato norteamericano contemporáneo despojado y conversacional; y puro fulgor poético en la segunda parte, que relampaguea en instantáneas memorables.
El cuerpo femenino aparece, entonces, simultáneamente como productor de orgasmos y como pezón que amamanta. Sin contradicción. En la absoluta normalidad a la que alude el título. La voz de Ugalde domina los cambios radicales de registro, es suficientemente madura y tiene suficientes matices como para comunicar la complejidad a partir de fragmentos aparentemente sencillos. Y esa es la ambición de la buena literatura.
Begoña Ugalde, Poemas sobre mi normalidad, prólogo de Flavia Company, RiL editores, 2017, 72 págs.
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