Inicio » Edición Impresa » ARTES » Gastón Pérsico. No es lo mismo un azote que un tacho de basura

Gastón Pérsico. No es lo mismo un azote que un tacho de basura

ARTES

… la filosofía es el heavy metal del pensamiento, la energía ideativa y la riqueza argumentativa que ofrece es irremplazable.

Tomás Abraham, “La construcción de una contraopinión”

 

El 7/4/06, la columna de Abraham en www.bonk.com.ar arrancaba así: “El filósofo hoy en día es un ser postergado. Ya no puede pretender la posesión de un saber total que le permita decir a sus semejantes hacia dónde va el mundo”. En cambio, el heavy metal ofrece a sus parroquianos una visión del mundo lo suficientemente consistente como para proveer un “mapa cognitivo”. Incluso cuando se apropia de discursos filosóficos “contemporáneos” que no aspiran a un “saber total”. La banda de ambient metal Isis (Boston, desde 1997) editó dos años atrás un álbum de nombre Panopticon en cuyo booklet podían leerse citas de Jeremy Bentham y Michel Foucault. “Siempre objeto / nunca sujeto”, se oía cantar en el tema “Backlight”, cuya versificación reconstruía dramáticamente ideas extraídas de Vigilar y castigar (“Siempre sobre vos, la luz nunca cesa / extraviado de vos mismo, la luz nunca cesa / miles de ojos, la mirada atenta nunca cesa / la luz sobre vos, la vida en vos cesa”). Por su parte, el sitio www.blackmetal.com recomienda la lectura de El proceso a Gilles de Rais (Georges Bataille) para entender de dónde viene el himno “Into the Crypts of Rays” –dedicado al libertino (alias Barba Azul) que vengó a Juana de Arco– que compusieron los Celtic Frost (Zurich, 1984 a hoy). Finalmente, según el metal, y como reza un título de Satyricon (Noruega, desde 1994), estamos inmersos en “oscuros tiempos medievales” de los que no hay escapatoria porque se avecina el Armagedón. En su excelente libro Teenage Wasteland (1991), la socióloga Donna Gaines busca comprobar cómo el cosmos metálico ayuda a que los adolescentes se expliquen la sobrerregulación de su entorno y la no-integración que sufren. Es decir, de qué manera el hiperbólico imaginario medieval de inquisidores (con su “panóptico cristiano”) y satánicos (Gilles de Rais como héroe) provee un mundo virtual donde el paria (el “siempre objeto”) llega a tornarse superpoderoso. Así el metal es una exclusividad que se comparte entre excluidos.

Este año el artista y diseñador gráfico Gastón Pérsico (Buenos Aires, 1972) salió segundo en la tercera edición del premio arteBA-Petrobrás de Artes Visuales por el proyecto Heavy Mental Records. El proyecto consistía en la grabación de un disco de canciones metálicas cuyas letras había escrito él, y cuyas músicas habían compuesto e interpretaban tres bandas argentinas: Insurrección, Sacred Thrash y Exocet. En la forma de instalación con que fue presentado en arteBA, Heavy Mental hacía referencia a un estudio de grabación donde se podía escuchar el disco con auriculares. Además se mostraban foros de las bandas y un póster-fanzine con las letras y algunos textos para llevarse. El conjunto se completaba con una puesta de luces que simulaba la iluminación de un concierto de rock. Los versos de las canciones eran resultado de la legendaria técnica de cut-up burroughsiana aplicada sobre textos de Vigilar y castigar (Foucault), Mil mesetas (Gilles Deleuze y Felix Guattari), La experiencia interior (Georges Bataille) y Ese espinoso sujeto (Slavoj Zizek). Con citar algunos fragmentos, reconocemos –más allá del sabor retórico del texto original– un verosímil de “letra pesada”. No muy lejos de nuestro ejemplo de Isis, tenemos “El castigo generalizado”, basada en Foucault:

Lo panóptico del poder:

seguridad y saber,

aislamiento y transparencia,

vigilancia y observación.

Con ecos de la letrística del Indio Solari y parodiando en general los alegorismos a los que es afecto el rock argentino, figura “Horda de lobos”, en base a Deleuze-Guattari:

El propio sistema nervioso central
es un gusano

toda semiótica
es mixta.

Por último, la sanguinolenta obsesión por la putrefacción, las autopsias y los descuartizamientos –típicos del gore metal– encuentra cauce en los versos de La experiencia interior (sobre Bataille):

Lo que cuenta es el asco

sólo grietas veo en mí

impotencia, vana agitación

me siento podrido

como cada cosa que toco.

De esta manera, la letrística de Heavy mental responde al ideal de letra de rock “con mensaje” de fuente culta que Eduardo Berti expone en su libro Spinetta, crónicas e iluminaciones (1990): el grupo Pescado Rabioso tiene influencias de Artaud; Invisible, de Jung; Jade, de Castaneda, mientras que el álbum Téster de violencia está inspirado en… ¡Vigilar y castigar! En 1987, un año antes de que se edite Téster…, Roberto Jacoby escribe versos para el disco Superficies de placer, de Virus, donde circulan “aldeas electrónicas” y “figuras de poder”, además de la frase marxiana “Todo lo sólido se esfuma”, que por entonces había vuelto a rodar Marshall Berman mediante. Este Jacoby es un precursor del Pérsico letrista: un artista conceptual que trabaja para un grupo de rock.

Pero las moralejas en el heavy metal argentino no parecen tan cultas. Para comprobarlo basta con escuchar el estribillo de “Moraleja” (1994) de Hermética: “Conocé la moraleja: / El que no coje se deja, / la puta que lo parió”. Fíjense a qué se referían las letras originales de Insurrección, Exocet y Sacred Thrash que Pérsico cambió por sus cut-ups: respectivamente, al 666, a una tal “María Juana” y al “sueño zapatista”. Heavy Mental impone su palimpsesto filosófico hasta que el metal pierde un poco su aspecto misógino, homofóbico, seudonazi, machista, racista, chauvinista, peronista, o todo lo que Ricardo Iorio (ex V8 y Hermética, hoy en Almafuerte) quiera. Mucho de Heavy Mental suena a metal (políticamente) corregido.

Por esa oposición entre el “heavy metal” y el “heavy mental”, Pérsico se refiere a su trabajo como un “crossover entre pensamiento filosófico contemporáneo y heavy metal”. Y por lo mismo, intranquiliza o resulta risueña la fricción entre “niveles” de la cultura que parecen no tocarse, en un crossover que duplica la insolencia (ni el saber ni la subcultura son usados según sus propias reglas). Heavy Mental resulta más interesante en cuanto “plataforma de trabajo”, como mesa de disección para otros encuentros fortuitos donde los paraguas y las máquinas de coser se conecten y se desconecten. El riesgo es que la búsqueda de conexiones y desconexiones fuerce demasiado los materiales. Pero aun en el caso de que aquí “filosofía contemporánea” fuera reducida a una doxa “para principiantes” y el heavy se simplificara como unos cuantos “clichés de tribu rockera” (el perfil Spinal Tap), el trabajo de Pérsico seguiría sintomatizando la “irreconciliabilidad fatal” de ciertos sectores culturales –tan específicos y especializados como la filosofía y el heavy metal– hoy en actividad*.

Diría que Heavy Mental erige como modelo de artista a Malcolm McLaren: el mánager de rock erudito en situacionismo. “En lugar de usar telas para pintar, yo tuve que usar seres humanos”, explicó el británico refiriéndose a su trabajo con Sex Pistols. Esta decisión respondería a una pregunta: ¿cómo constituye un yo el artista en un contexto de sobreprotección y sobreabundancia (¿nadie se anima a poner en práctica los puntos 14 y 15 de las 15 tesis sobre arte contemporáneo de Alain Badiou?) como el actual, donde la demanda de arte llega tanto desde el Estado como del Mercado (del mismo arte y de empresas ajenas a él)? La respuesta sería: aprendiendo de los nuevos mediadores, “mánagers” del arte: curadores, galeristas y jurados. Ahora bien, la novedad de Heavy Mental es que el conceptualista-mánager no disuelve su tarea en el mercado rockero: lo expone como obra.

Bien, Pérsico nos presenta en cada logo-de-Metallica-donde-leemos “Deleuze” al hijo más monstruoso de los estudios culturales de los últimos tiempos. Cuando supe de la existencia de Heavy Mental, recordé un ensayo del libro Deleuze and Music, editado por Ian Buchanan y Marcel Swiboda en 2004. Ahí se incluye un ensayo de Ronald Bogue bautizado “Violence in Three Shades of Metal: Death, Doom and Black”, donde abundan las (des)territorializaciones y cuerpos sin órganos que todo lo explican sobre Morbid Angel o Immortal con su ambigüedad prêt à porter. ¿Por qué la subcultura metálica resulta tan atractiva? Porque es una obra de orto, perdón, por su “analidad”. Uno de los mejores sites dedicados a ella se llama justamente www.anus.com, A(merican) N(ihilistic) U(nderground) S(ociety): se sospecha que en el metal todavía se retiene un secreto de logia y que sus participantes son dueños de una fórmula de catarsis única, envidiable. Del mismo arteBA 06, el Museo Nacional de Bellas Artes compró Kiss Alive (1996), una maqueta de Dino Bruzzone con su correspondiente fotografía. Nostalgia por un aura y una creencia esotérica de la que sólo quedan merchandising y fotos para el museo afectivo personal, pasada la adolescencia. De ahí ese “acabado de birome de secundaria” que Pérsico les da a sus logos.

Coda: Dudé en escribir este artículo por la misma razón por la que lo hice. Porque acá nomás sobre el escritorio en el que tipeo conviven Verdades y saberes del marxismo y Leprosy: un libro de Elías Palti (una figura que admiro: el filósofo argentino como detective de paradojas & dilemas sobre los que grandes arquitecturas de pensamiento europeas se sostienen, muy frágilmente) y un compact de Death, cuya audición completa es todo un desafío psicofísico (el metal extremo es el último rock insoportable). Temía que el heavy fuera tratado con errores de ortografía, como suele suceder con quienes escriben “trash metal” en vez de “thrash metal”.

Efectivamente, un azote no es lo mismo que un tacho de basura. Por más mixta que sea la semiótica.

 

 

* En la última edición de la revista virtual Éxito, www.hacemellegar.com.ar/artebarafael.htm, Rafael Cippolini encuentra un “punto nodal” para Heavy Mental: William Burroughs, o sea, el hombre que está detrás de los cut-ups, la frase “heavy metal” y la idea de “interzona”. Acaso haya otro punto nodal: el diseño. La semiótica del diseño necesita reducir todo a estilos, connotaciones, clichés y doxas antes de simplificar un “mensaje” en logos, isotipos, íconos, tipografías (letra gótica = heavy). En este sentido, la obra de Pérsico también podría verse como “meta-diseño” ofrecido irónicamente al mundo del Arte.

Imágenes [en la edición impresa]. Fotos de las bandas: Rosana Schoijett. Fotos de la instalación y grabación: Cecilia Szalkowicz. “Horda de lobos”, sobre Mil mesetas, de Gilles Deleuze y Felix Guattari. “Huele a sangre”, sobre La experiencia interior, de Georges Bataille. “Vigilar y castigar”, sobre Vigilar y castigar, de Michel Foucault.

Gastón Pérsico (Buenos Aires, 1972) trabaja en proyectos interdisciplinarios de formatos diversos como instalaciones, publicaciones o eventos participativos. Desde 2000 ha expuesto individualmente en Belleza y Felicidad y Boquitas Pintadas, y en forma colectiva en Alianza Francesa, Art in general (Nueva York) y La Casa Encendida (Madrid), entre otros lugares. También ha expuesto internacionalmente con el colectivo Suscripción. Entre 2003 y 2005 formó parte del Programa de Talleres Rojas-UBA/Kuitca.

Pablo Schanton (Buenos Aires, 1965) es periodista y crítico de música popular; actualmente trabaja como editor en el diario Clarín, colabora en la revista La Mano y programa el ciclo “Post Post” en el Instituto Goethe de Buenos Aires. Es además letrista y compositor, y se presenta como disc jockey bajo el seudónimo DJJJ dentro del colectivo Agencia de Viajes.

1 Sep, 2006
  • 0

    ¿Qué representan hoy los pasaportes?

    Néstor García Canclini
    1 Mar

     

    Veinte años después, Un millón de pasaportes finlandeses, de Alfredo Jaar, es metáfora de la mercantilización de identidades y el extravío de los valores...

  • 0

    Siete consejos para alcanzar el éxito

    Lucrecia Palacios
    1 Mar

     

    Crónicas sobre Appetite.

     

    En 2005, hace casi diez años, cuando todavía el kirchnerismo peleaba con Eduardo Duhalde bancas de senadores, una aspirante a...

  • 0

    Tiro al blanco

    Graciela Speranza
    1 Sep

     

    Fabio Kacero, artista del “entre dos”.

     

    Que el arte del siglo XX no se contentó con los límites de la pura experiencia visual...

  • Send this to friend