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Mil años de civilización ashkenazí componen el sustrato de esta preciosa colección lanzada “a pulmón” por Paula Mahler y Susana Skura, con el apoyo institucional de la escuela Sholem Buenos Aires. No es posible exagerar la cantidad de clásicos en ídish que no han sido traducidos a nuestro idioma: la literatura ídish es una desconocida poco ilustre para el público lector en lengua española, sin distinción de origen. Esta ausencia es extremadamente difícil de salvar, ante todo porque las personas capacitadas –y, valga la aclaración, vivas– para verterlo al castellano apenas llegan a diez en los cinco continentes.
La colección no se dirige específicamente a un público judío, ni tampoco al especialista, sino a cualquier persona interesada en acercarse a esta tradición literaria. Sin pretensiones canónicas, el corpus revela una intención de representatividad al incluir autores y textos ineludibles para quien está predispuesto a comenzar de cero.
Los primeros tres volúmenes rinden tributo a los autores y personajes más consagrados: Méndele “el vendelibros” (persona literaria inventada por el ilustrado Avramovich) y su siniestro “hombrecillo”; Scholem Aléijem (indiscutido maestro del humor judío) y su “hombre de aire” que siempre fracasa en los negocios, Menájem Méndl; y finalmente I.L. Péretz –el más grande representante de la cultura judeopolaca del siglo XX–, con algunos de sus brillantes cuentos y el aclamado drama La cadena de oro.
Luego se incluyen dos libros que presentan figuras claves del folclore judío europeo oriental: el drama El dibuk de S. An-Ski, compuesto tras una expedición etnográfica a las aldeas ucranianas en 1912-1914; y la recreación de H. Leivick de la leyenda del Gólem. El catálogo no olvida al más célebre autor de las letras ídish en tierra argentina, M. Alperson: en El linyera aparecen algunas de las tensiones inherentes al idealizado proceso de colonización agraria que dio origen al mito de los “gauchos judíos”. En los relatos de Der Nister (“el oculto”) se vislumbra el fuerte impacto de la Shoá en la literatura ídish, lo que remite a un inmenso corpus que merecería su propia colección. El volumen de las memorias de Glick Hamil se distingue del conjunto por su componente histórico. El libro fue redactado a fines del siglo XVII y tematiza la vida de los judíos en el valle del Rin. El Libro del Gan Eidn de Manger es uno de los mejores momentos del catálogo. En esta obra los solemnes personajes bíblicos cobran vida en un universo despojado de toda sacralidad. La colección concluye con un volumen dedicado a reflexiones críticas sobre el ídish de especialistas del campo. Si bien esta antología no es más que introductoria, no existía hasta ahora ningún libro de trabajos académicos sobre el ídish en lengua española.
En definitiva, la Colección Mil Años denuncia el olvido social del ídish en el presente. La percepción de lo judío sin el ídish es consecuencia de un desgarro de la historia. Se articula en una trama compleja con el asesinato de cuatro millones de hablantes bajo el nazismo y un desprecio generalizado por esa lengua –acusada de “jerga”, “dialecto” y “lengua del gueto”– que terminó de borrar las huellas del gran crimen.
Si el desembarco de la lengua ídish en el Río de Plata fue auspicioso y vital, su abandono es uno de los aspectos paradójicos de la exitosa integración de los judíos en la sociedad argentina. Pero siempre hubo y habrá entusiastas del idioma de Ashkenaz, y es evidente que en Buenos Aires queda algo de lo que una vez fue un campo cultural pleno de energía.
Colección Mil Años, Sholem Buenos Aires, 2012: Méndele Moijer Sfórim, El hombrecillo o Biografía de Itsjok Avrohom Takef, “El mandamás”, traducción de Varda Fiszbein, 185 págs.; Scholem Aleijem, Menájem Mendl, traducción de Luis Goldman, revisión y corrección de Susana Skura y Paula Mahler, 159 págs.; Itsjok L. Peretz, Escritos, traducción de Perla Sneh, 165 págs.; H. Leivik, El Gólem, traducción de Simja Sneh, 205 págs.; Sh. An-ski, El dibuk. Teatro y etnografía, traducción de Abraham Lichtenbaum, Ester Reznik de Jarmatz y Silvia Hansman, 114 págs.; Mordejai Alperson, El linyera, traducción de Ethel Gater, 185 págs.; Der Nister, Relatos de dos épocas, traducción de Nejama Hansman, Rosa Rapaport y Ana Tarnaruder, 159 págs.; Glikl Hamil, Recuerdos, traducción de Varda Fiszbein, 262 págs.; Itsik Manger, El libro del Gan Eidn. Las maravillosas aventuras de Shmúel Aba abervo, traducción de Perla Sneh, 224 págs.; Susana Skura et. al., Reflexiones sobre el ídish, compilación de Susana Skura, 185 págs.
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