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Frases cortas, netas, limpias. Como las laboriosas puntadas que construyen la perfección, de la que el traje es sólo el sostén. No hay aceleramientos ni ralentizaciones en el ritmo de este texto. Ahí están la escena más conmovedora y aquella otra casi prescindible con el mismo silencio de fondo. No hay música que indique qué emoción corresponde, como en una película de Hollywood. Si el lector siente que algo se acelera, será algo que le pertenece. No lo puso allí Aki Shimazaki. Ella entrega sus historias desnudas de adornos, excesos o adjetivos que no sean transparentes. Nada desborda. Todo está minuciosamente pensado.
Las cinco historias de El corazón de Yamato hablan sobre hombres y mujeres de la reconstrucción de un país devastado por la guerra, una reconstrucción que debe operar en el plano más íntimo y hasta en el más corporativo. Lo que hay por (re)construir es una identidad como individuos y como sociedad, y también hay que reconstruir grandes empresas. La devastación ha sido moral y material.
Aki Shimazaki es una prolífica escritora nacida en Japón que vive en Canadá y que publica con una editorial canadiense y una francesa. Escribe en francés, pero con un modo profundamente japonés. La fiel traducción de Alan Pauls conserva ese espíritu.
Dicen que uno domina un idioma cuando deja de traducir mentalmente y “piensa” en el nuevo idioma. Leyendo a Shimazaki, podemos preguntarnos si todos los idiomas se funden en el fondo de quien los habla.
Los temas que la ocupan son también japoneses, o al menos lo son sus historias. Los temas, prefiere decir ella, son universales. La injusticia, los secretos, el sacrificio. Cada una de las historias de El corazón de Yamato tiene una estructura propia, podría ser leída de manera independiente, y a su vez todas se entrelazan suavemente. Todo ocurre suavemente aquí. Hasta lo más terrible.
Un personaje va a encontrarse con otro al día siguiente. El segundo tiene información que el primero quiere obtener. “Si quiero saber más, no debo hacerle preguntas”, se dice. No forzar las cosas para que efectivamente ocurran. Hay algo de esta lógica en el modo de escribir de Shimazaki, con frases cortas, netas, limpias.
Aki Shimazaki, El corazón de Yamato, traducción de Alan Pauls, Lumen, 2019, 528 págs.
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