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La canción del arrozal

Lafcadio Hearn

OTRAS LITERATURAS

Menciona Borges en “Mi experiencia con el Japón” que uno de sus encuentros con el país oriental estuvo íntimamente relacionado con la lectura de Some Chinese Ghosts, de Lafcadio Hearn; encontraba Borges en la palabra “some” un efecto que volvía la caprichosa selección de fantasmas de Hearn más precisa y a la vez más lejana. Estos epítetos retornan para referir la atmósfera de La canción del arrozal, libro compuesto a través de “retazos de otros libros” como A Japanese Miscellany, Exotics and Retrospectives y Kottō, entre otros.

En esta ocasión podemos apreciar las curiosidades entomológicas (cigarras, libélulas, mariposas, luciérnagas y grillos pueblan el libro) de Hearn, aunque uno de los apartados se lo dedica a las ranas, anfibios que le interesaron particularmente; en los cientos de poemas que había recolectado —reconoce— no había “ni una mención a su piel viscosa y fría”.

El procedimiento es siempre el mismo: cada objeto de estudio (por ejemplo, las mariposas) se presenta con una pequeña historia, suerte de anecdotario entreverado por pequeños poemas que encapsulan la esencia general del escrito. “El gusto por la poesía de carácter epigramático se adquiere con el tiempo; y es de a poco, con un estudio paciente, que uno puede valorar las posibilidades de este tipo de composiciones”, se ataja un poco Hearn, y, en un movimiento que ilustra su advertencia, introduce una serie de hokku.

Observa con tino Miguel Sardegna en el prólogo que Lafcadio Hearn lamenta que los significados más poéticos que atañen a la etimología de los insectos y las distintas teorías sobre el origen de los kanjis sean los menos probables: “Hearn nos propone que leamos sus artículos como quien se asoma a un libro de poesía, no de ciencia”; aunque es cierto, a su vez, que el autor de Kwaidan piensa en la mentalidad occidental, la cual construye los sentidos de una manera diferenciada a la oriental, y se explaya por demás para que el lector capte el sentido de una expresión en casi toda su totalidad.

En una edición curada y traducida con dedicación por Mariana Alonso, se imbrican momentos poéticos, ensayísticos y anecdóticos para devolvernos una experiencia casi palpable de un Japón íntimo y minúsculo (“nadie que haya viajado por Japón podrá olvidar la canción del arrozal”).

Una de las preguntas finales del libro que se ocupa de enaltecer el canto de los insectos: “¿Acaso el lugar atribuido a la melodía de los insectos, tanto en la vida cotidiana como en la literatura, no es la prueba de una sensibilidad estética de la naturaleza, pura naturaleza salvaje, sobre la imaginación y el recuerdo?”, sirve para que podamos, en el instante en el cual el eco de las palabras de Hearn sacude la subjetividad, sostener acaso un diálogo secreto con aquellas incertidumbres innominadas de la conciencia.

 

Lafcadio Hearn, La canción del arrozal. Ranas, cigarras, libélulas, mariposas, luciérnagas y grillos en la poesía japonesa, selección y traducción de Mariana Alonso, También el Caracol, 2019, 160 págs.

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