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Al describir el fetichismo de la mercancía, Marx daba el ejemplo de una silla: el capitalismo diseñó un lenguaje (modo de ver el mundo) en el cual la silla es tan sólo una silla y no podemos ver en ella todos los pasos (y personas) que se necesitaron para volverla real. Entonces se nos aparece como un sujeto autónomo, despojado de historia: una especie de fantasma. En ese momento, deviene fetiche.
Las revistas de moda, quienes hacen las revistas de moda, realizan a partir de la fragmentación del cuerpo un proceso similar. Separan el cuerpo de quien lo habita y así se torna envase vacío, fantasma. Esta fetichización del cuerpo, de las mujeres principalmente, devino ideal, anhelo y trauma. Poner el ojo en la boca es un gesto repetitivo. Ahora, hacerlo y subrayar que lo hacemos son dos gestos distintos.
“Te da miedo ser canchera” me dijo hace unos meses Pabli Stein en su taller, y puede que tenga razón. Redefino la palabra “cancherx”: falsa imagen de despreocupación.
El ojo en la boca, la muestra de Pabli Stein en Quimera, es una muestra canchera pero no superficial; es consciente de las capas que hay que superponer para dar tal ilusión de desapego.
La sala principal de la galería presenta una serie de pinturas y collages a gran escala que funcionan como mutaciones del imaginario publicitario de la moda de alta costura. Cada pieza maneja porcentajes de diversos elementos. La curaduría es capaz de dimerizar o sacar a relucir alguna de estas capas. Irene Gelfman tomó el destello de osadía existente en las obras y lo potenció creando una muestra excitante y misteriosa. En el patio de la galería se presenta un video, realizado en conjunto con Sebastián Muro (cineasta y amigo), que juega con las mismas tensiones de frivolidad y conflicto. Parece decirnos: miren qué lindo, qué ideal, qué abstracto, embóbense con el ritmo, con las texturas, con la forma; pero cuidado.
Cien años después de Marx, John Berger, en su programa de televisión Modos de ver, diseccionaba la historia del arte (europeo) desde la óptica de finales del siglo XX. En el segundo episodio advierte la asimetría existente entre hombres y mujeres en relación con el rol “pasivo” de ser contempladx y el rol “activo” de observar. ¿Y hoy? ¿Cómo vemos las revistas de los noventa? ¿Cómo miramos la representación de un cuerpo? ¿Qué opinamos de Kate Moss? ¿Deberíamos opinar algo? ¿Podemos no opinar nada? Este barullo mental que te puede volver locx, Pabli Stein lo escupe sobre un lienzo y “simplemente” lo deja ser.
Hoy, elijo pensar que ser “ojo” o ser “boca” (mirar o ser miradx) son configuraciones circunstanciales y mutantes. Entendemos qué hace la boca porque sabemos qué hacen los ojos y podemos así diferenciar sus funciones, aunque es cierto que después de lxs surrealistas nadie puede afirmar que la boca esté despojada de ojos. Entonces, quizá los cuerpos en las revistas de moda, en algún lugar al que no accedemos todo el tiempo, efectivamente se convulsionan creando las obras que están ahora en Quimera.
Pabli Stein, El ojo en la boca, curaduría de Irene Gelfman, Quimera Galería, Buenos Aires, 7 de septiembre – 6 de noviembre de 2021.
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