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La ensayista y poeta Agustina Paz Frontera debuta como directora en la vigésima edición del BAFICI con un mediometraje documental producido como tesis en la maestría en Periodismo Documental de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Según la sinopsis oficial, la película versa sobre la revista Cerdos & Peces, “faro de la contracultura, el rock under y las drogas en los ochenta”. No obstante, sería más justo definir el trabajo de Paz Frontera como el retrato de un lector exquisito, capaz de usar la revista como pasaporte y billete para entrar y salir de Este sitio inmundo.
Hugo de la Paz (quien nada tiene que ver con Paz Frontera) nació en 1964, es plomero y fue lector de Cerdos & Peces entre 1986 y 1992. En la primera escena del film aparece sentado en el sillón de su casa, rodeado de coloridos almohadones con pequeños espejitos circulares, leyendo un editorial en el que desfachatadamente la revista se despide de sus leales lectores. Hugo nunca mira la cámara pero, consciente de la mediación fílmica, toma decisiones todo el tiempo. Se presenta ante nosotros poniéndose la camiseta de HIJOS, pidiendo “juicio y castigo”, explica con lucidez cómo funciona el mito del reviente asociado a la revista, dando pistas para mantener el encantamiento activo incluso después de haber desarmado el artificio, y abre la cancha al invitar a la directora a una cena con sus amigos, también lectores, porque sabe que hay otras historias que merecen ser contadas.
Cerdos & Peces nació en agosto de 1983 buscando condensar “un tipo de información alternativa, dirigido a la juventud”. Primero fue un suplemento del semanario El Porteño, de Gabriel Levinas, y un año más tarde se convirtió en una publicación independiente. El último número apareció en 2004. Su irregular rentabilidad económica y las diversas acusaciones legales, sumada a la pendenciera personalidad de su director, Enrique Symns, hicieron que la edición fuese poco regular. En total, y durante casi veinte años, aparecieron de manera interrumpida cincuenta y nueve números.
Seducida por la prosa de Symns y compañía, Agustina Paz Frontera se entrega a la búsqueda del personaje maldito. Desde el primer encuentro, allá por 2012 en un bar en San Telmo, la interacción con Symns oscila entre la complicidad y el rechazo. Los avatares de esos encuentros son guiados en la película por la voz en off de la directora, que cuestiona el sentido de la búsqueda realizando preguntas, tal vez demasiadas. En el camino entrevista a Gabriel Levinas, primer cómplice de Symns en el armado de la revista; a Osvaldo Baigorria, redactor entre 1984 y 1987; al periodista Ricardo Ragendorfer y al fotógrafo Luis Cousillas.
Para los interesados en la arqueología editorial de la contracultura local la película puede llegar a ser un tanto decepcionante, ya que la información sobre Cerdos & Peces es escasa. Pero quizá lo más interesante no pase por allí. El film se luce y es sincero al no ocultar su carácter amateur, mostrando imágenes que se van de cuadro, se oscurecen con la noche y pierden definición. Es valioso cuando rastrea, y no encuentra, la única voz femenina en la revista, la de Vera Land. Pero, en tiempos en que el underground porteño de los ochenta parece legitimarse como un fenómeno vanguardista predominantemente de clase media, Este sitio inmundo es sobre todo original y desacralizadora cuando elije retratar la historia de un joven obrero que equipara su voraz experiencia lectora con el placer de comerse a escondidas un sándwich de milanesa.
Este sitio inmundo (Argentina, 2017), guión y dirección de Agustina Paz Frontera, 40 minutos.
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