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François Truffaut. El guion de mi vida

David Reboul

CINE y TV

Unos meses antes de morir, con el fin de escribir una autobiografía, François Truffaut comenzó a narrar su infancia y juventud a su amigo Claude de Givray. No pudo terminar esa autobiografía, pero esos textos fueron integrados a François Truffaut. El guion de mi vida, el documental dirigido por David Reboul, con guion de Serge Toubiana y el mismo Reboul, que se pudo ver en el último Bafici. La película traza un retrato a partir de esa narración, de pasajes de una copiosa correspondencia, de algunas entrevistas, de imágenes de archivo de la Francia de Vichy, de estrenos y premiaciones y, por supuesto, de fragmentos de las películas. Las voces en off de Louis Garrel (en todos los textos de Truffaut), Isabelle Huppert (narradora), Pascal Gregory (el padre adoptivo, Roland Truffaut) y otros le terminan de dar forma a un relato múltiple y caleidoscópico.

La relación con sus padres, al igual que la de su alter ego Antoine Doinel con los suyos, era de tensión y distancia. En largos períodos, dejaban a François en casa de su abuela materna, con quien sí tenía un vínculo afectuoso. Muy temprano el cine aparece en su vida como vía de escape y refugio. La película, entre otras cosas, es la semblanza de formación de un cinéfilo; en tiempos en los que esta figura no existía, Truffaut se erige en mito fundacional de la cinefilia moderna. De chico ya era asiduo espectador del Cineac Italiane (sala en la que se combinaba cine de animación y actualité, noticias) y poco tiempo después se escapaba en secreto a ver largometrajes. “Como ya la había visto sin que mis padres supieran, volví a ver The Raven con ellos. Eso me hizo querer ver de vuelta las películas. The Raven la vi nueve o diez veces; sabía los diálogos de memoria”, relata.

A los quince años, Truffaut intenta armar un cineclub que termina en un desastre económico porque no tenía suficientes socios y ya había “contratado” películas, pero así conoce a André Bazin. Como en Los cuatrocientos golpes (1959), roba una máquina de escribir para convertirla en dinero, va preso y termina en un reformatorio. Le escribe a Bazin, quien se comunica con el gabinete psicológico de la institución y garantiza que le va a dar trabajo al díscolo. Es así como en la película la cinefilia reafirma su condición de tabla de salvación, en este caso mediante la figura paternal de Bazin. También emerge con fuerza la cuestión de la infancia y su estar a merced de la estupidez, la desidia o la crueldad de los adultos, asunto que atraviesa parte de la serie Doinel, pero también La piel dura (1976) y El pequeño salvaje (1970).

Las imágenes de su tiempo en el ejército, en el que se enrola a los diecinueve de manera intempestiva —durante la guerra de Indochina— y para consternación de Bazin, son impresionantes. Luego de desertar, es papá Bazin nuevamente quien lo rescata, se produce su reencuentro con el cine y conoce a Rivette, Rohmer, Godard y Chabrol en Cahiers du Cinéma. Empieza escribiendo una serie de artículos sobre todo en contra del cine francés de la época, encarnado en figuras como René Clement o Ives Allégret. Después de su casamiento con Madeleine Morgerstern y de filmar el cortometraje Les mistons (1958), comienza a trabajar sobre Los cuatrocientos golpes. Con el apoyo de su suegro, que era distribuidor, logra encaminar el proyecto. Este film se configura, en la película de Reboul, como la coagulación cinematográfica de toda esa dolorosa experiencia infantil, familiar, social. El metraje en el que el niño Jean-Pierre Léaud se presenta, irreverente, a cámara para conseguir el rol de Antoine Doinel es un poderoso encuentro entre actor, cineasta y personaje que marcará el comienzo de la nouvelle vague y de la bella serie de películas autobiográficas por venir. ¿Es Los cuatrocientos golpes la mejor ópera prima de la historia del cine? Si bien la pregunta es acaso absurda, no debería faltar entre las candidatas.

El conflicto con el padre se agudiza después del estreno de su primera película, que triunfa en Cannes. La tensión se plasma en el intercambio epistolar: Roland pide ver a la nieta recién nacida y se muestra indignado por la manera en que son presentados los padres de Antoine (“Tu padre, solamente legal”, firma). En estas cartas, se revela que a los doce años Truffaut descubrió, en un diario de Roland, que era en efecto su padre sólo en los papeles; nunca le dijeron esto al chico ni le dieron información sobre su padre biológico. En este clímax narrativo del film se leen las cartas completas; esto puede resultar farragoso, pero lo cierto es que no tienen desperdicio y tampoco las imágenes de archivo que las acompañan.

En el tercio final se pueden ver imágenes de su célebre entrevista con Hitchcock, de su encuentro con Jeanne Moreau en Jules y Jim (1962) y La novia vestía de negro (1968). Hay fragmentos de tantas películas que consolidan su vertiginosa carrera y muestran de una nueva manera las relaciones amorosas y sexuales (“Por setenta años el cine ha mentido sobre las cosas del amor”, dice en una entrevista). Los vericuetos de las relaciones amorosas del propio Truffaut quedan en segundo plano o fuera de campo: hay correspondencia sobre su separación de Madeleine, pero casi no hay referencias a sus mentados romances con varias actrices de sus films. Son las heridas de la infancia las que vuelven cuando Truffaut contrata a un detective para averiguar la identidad de su padre biológico y la investigación trae resultados sorprendentes, cuyo impacto se puede conectar con el retorno a la época de la guerra en El último metro (1980). De esta manera, el documental de Reboul lleva hasta la culminación la progresión narrativa central que teje laboriosamente (ese “guion” del título) sobre la compleja, inabarcable, trayectoria vital del cineasta. François Truffaut. El guion de mi vida es un retrato apasionante de una figura clave del cine moderno y una excusa encantadora para volver a ver y pensar sus películas.

 

François Truffaut. Le scénario de ma vie (Francia, 2024), guion de Serge Toubiana y David Reboul, dirección de David Reboul, 98 minutos.

15 May, 2025
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