Memorias de la ciencia, la cultura y el subdesarrollo

Valiosa desde considerables ángulos, la filosofía de León Rozitchner —con sus lecturas y análisis, argumentaciones y teorías, críticas y polémicas— vuelve a rugir. La colección de sus Obras, publicadas por la Biblioteca Nacional, al cuidado de Cristián Sucksdorf y Diego Sztulwark (a cargo de la selección, compilación y textos preliminares de cada volumen) se ha relanzado los últimos años, llegando a una veintena larga de títulos, especialmente ahora, conteniendo borradores y trabajos inéditos.

Memorias de la ciencia, la cultura y el subdesarrollo trae un primer texto “Seminario Freud y Marx” —dictado en el Departamento de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en 1964—, el más extenso y sustancioso. Allí se busca complementar a Marx, en tanto crítico de la sociedad y la historia, con Freud, como crítico de la racionalidad orgánica subjetiva-individual. Rozitchner destaca cuatro “situaciones-límites, ineludibles para todos: la relación a) con lo cósmico; b) con la naturaleza; c) con los otros hombres; y d) con el futuro”. El último ítem, sin respuesta científica posible, se debe a que “el hombre” pertenece a una “totalidad” con la que se relaciona de múltiples maneras. Y, por lo tanto, el futuro dependerá de lo que se haga (actúe) en la “historicidad concreta”. Con Marx, hay una combinatoria entre materialismo y sensibilidad, individuo y universalidad; quien ejerce el análisis y la crítica, se “autoincluye” en el contexto en que ocurre la acción, con el sentir y el pensar. El pasaje de Marx a Freud se realiza del plano social al mental: “Tenemos que integrar y comprender de qué modo toda esta estructura racional capitalista, todo este cálculo basado sobre la forma mercancía y no sobre la forma humana, va a determinar también las modalidades psíquicas que se leen en el plano individual”. Aquí apenas se insinúa, claro, su materialismo ensoñado. Y más: “los objetos humanos, en el mundo ordenado por el capitalismo, puesto que se hallan convertidos en ‘mercancías’, solicitan necesariamente un cierto modo de ser, una manera de realizar nuestras conductas más subjetivas. El orden capitalista se cuela en el orden de la intimidad”.

Tomando planteos del ahora centenario Historia y consciencia de clase, de Lukács, Rozitchner aboga por mantener presente, operativos —con Marx y con Freud— lo sensible y lo particular en el seno de la ciencia. Así, en “Persona, cultura y subdesarrollo”, un artículo publicado en 1961 en la Revista de la Universidad de Buenos Aires, plantea la discusión, nuevamente desde los planos individual y colectivo (nacional), sobre lo que dio en llamarse subdesarrollo. Y sobre cómo lo que hay que comprender es el orden económico (de dominación) que se impone entre naciones (e individuos), sojuzgando su cultura. Por su parte, “La tensión entre unidad de la ciencia y diversidad de las culturas (en un nivel muy desarrollado)” es una intervención en un coloquio organizado por Unesco, en 1971. Con su dupla Marx-Freud, Rozitchner discute —con el trasfondo de la guerra fría— la relación economía-cultura-ciencia en países rivales: Estados Unidos y la URSS. Aun pasadas las décadas, con un escenario muy distinto, la filosofía que propone Rozitchner se pone a prueba en el presente, en tanto cuestiona, desde una metodología amplia, flexible, multidisciplinaria, el malestar individual, en su encadenamiento inevitable con el social (económico-mundial).

León Rozitchner, Memorias de la ciencia, la cultura y el subdesarrollo, Ediciones Biblioteca Nacional, 2023, 224 págs.