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Atravesando un cuarto de libro, Marina Garcés (Barcelona, 1973) se detiene un momento para introducir una pregunta clave: “¿Hasta cuándo podremos los seres humanos aguantar las condiciones de vida que nosotros mismos nos imponemos sin rompernos (individualmente) o extinguirnos (como especie)?”. Según ella, un marcado comportamiento reaccionario de tipo “antiilustrado” no sólo ha posibilitado un efervescente retorno a los fanatismos, catastrofismos y varias formas de autoritarismo, sino que los ha alentado, lo que trae aparejado un gran riesgo en cuanto al futuro como horizonte último de pensamiento y de vida, encontrándose esta condición en riesgo de caer en el oscuro estadio de lo póstumo. ¿Qué se puede hacer entonces frente a este poco alentador escenario?
En Nueva ilustración radical, Garcés escarba entre los lugares comunes del pensamiento occidental presente: el concepto de retrotopía de Zygmunt Bauman (en el que se presenta el pasado de manera idealizada), la idea de simulacro de Jean Baudrillard (que oculta sistemáticamente la administración de la muerte), el ejercicio de la interpasividad, término acuñado por Robert Pfaller y retomado por Slavoj Žižek (forma de actividad delegada en la que se oculta la propia pasividad), entre otros, pero también en fuentes de origen oriental (Zhuangzi y el Tao) y del pensamiento clásico (de Platón a Diderot) para sentar las bases de su programa. La impulsora del proyecto colectivo Espai en blanc propone entonces una ilustración como “actitud y no como proyecto”; declararnos, a su vez, insumisos a una ideología póstuma; combatir la credulidad y sus correspondientes efectos de dominación; situar en el centro de escena del pensamiento la crítica, no como juicio de superioridad, sino como autonomía del pensamiento; y —como si esto fuera poco— “encontrar los indicios para hilvanar un nuevo tiempo de lo vivible”.
¿Será posible plantear un “universal recíproco” antes que un “universalismo expansivo”? ¿El proyecto cognitivo del capitalismo actual está acabando con la institucionalización de las actividades humanísticas? ¿Sabemos tanto de las relaciones entre saber y poder como del saber y la emancipación? Si acaso hemos perdido el futuro, ¿podemos permitirnos seguir perdiendo el tiempo? Frente a estos cuestionamientos, la autora de Filosofía inacabada propone cinco hipótesis para seguir deconstruyendo algunos temas tratados —a la manera derrideana— por fuera del libro, propiciando un horizonte, “un más allá”, que permita configurar una nueva ilustración radical.
Marina Garcés, Nueva ilustración radical, Anagrama, 2017, 80 págs.
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