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Prosa plebeya

Néstor Perlongher

LITERATURA ARGENTINA

Los compiladores de Prosa plebeya, Osvaldo Baigorria y Christian Ferrer, advierten en su prólogo revisitado para esta nueva edición que en la Argentina el ensayo es “el campamento precario de los seres del pensamiento atípico”. Merecida atribución, evocadora de paisajes de exploración en terra incognita, para los ensayos de Néstor Perlongher. Esos “rumbos truncos”, como él mismo los definió: apertura a machetazos de caminos que todavía hoy, en una lectura que sigue sorprendiendo por su precisión y vuelo poético, piden ser desmalezados mientras se los transita. Parte del recorrido que sus textos han hecho desde su publicación original ha cristalizado, y la prosa de Perlongher aboga, justamente, por evitarlo.

Sería absurdo intentar dar cuenta de la suma de artículos incluidos en el volumen, un análisis de esa índole excede estas palabras. La de Perlongher es ante todo una escritura de su propio deambular. Un devenir que será un rastreo permanente y una puesta en cuestión de esa entidad arbitraria que llamamos identidad, siempre lejos de cualquier intento de corporativismo. Afirmar que Perlongher puso su cuerpo en este tránsito obliga a recordar, sin embargo, que no se trata de dar cuenta del cuerpo enfermo, sino del estatuto del cuerpo deseante. El recorrido en el que se sumerge llega a su fin, a una última coda, que es casi una elegía, en “La desaparición de la homosexualidad”: el sida que amplifica la muerte de la homosexualidad desafiante y libertina para concluir en su normativización, en una sexualidad ya no sexual, en su integración a través del ordenamiento médico. Advertencia lúcida tras la que sólo resta, para Perlongher, el abandono del propio cuerpo en la experiencia de lo sagrado.

En esta línea discurre uno de los ensayos inéditos incorporados a esta edición, “Antropología del éxtasis”, transcripción de un curso dictado por Perlongher en su última visita a Buenos Aires. La experiencia extática, los estados modificados de la conciencia, la disolución del yo en la experiencia colectiva funcionan como contrapunto a “La desaparición de la homosexualidad”. Junto a aquel, las otras dos novedades son “No destapes la olla que se nos mueve el piso”, ilustración de que las prohibiciones “multiplican la intimidación y el terror (cadáveres, cadáveres)”, y “Brasil: la explosión de los travestis”, crónica breve de la expansión de una sexualidad prohibida y ferozmente atractiva en la que el cuerpo, para sostener su virilidad, debe recurrir a lo no-humano, a las inyecciones de siliconas industriales. La conservación del texto no ensayístico (algo expresamente evitado en el resto del volumen) “Evita vive” sacude el mito para transformar a Eva en una “princesa plebeya” que se reúne con un pueblo lumpen: “deseo político en estado químicamente puro”.

Una mención especial merece la incorporación en paratexto de la obra de la artista plástica Adriana Minolitti. Con un trabajo fuertemente marcado por la teoría queer, Minolitti pone en cuestión a través de elementos geométricos, que se sobreimprimen a un paisaje fuertemente erotizado, la normalización del deseo y del concepto de género como construcciones abstractas. Acertada compañera estética para refrescarnos la actualidad de los ensayos y devolverles, a aquellos cuerpos trastocados, el espejo que reaviva la presencia de Perlongher entre nosotros.

 

Néstor Perlongher, Prosa plebeya, recopilación y prólogo de Osvaldo Baigorria y Christian Ferrer, Excursiones, 2013, 264 págs.

26 Dic, 2013
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