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Hasta el mes de noviembre se desarrolla en la Plaza del Lector y las salas María Elena Walsh y Leopoldo Lugones de la planta baja de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la ciudad de Buenos Aires La letra intensa. Ejemplares dedicados, la muestra coordinada por Evelyn Galiazo y Mauro Haddad. Cuentan los coordinadores en el catálogo que la Biblioteca reúne en la actualidad 9916 volúmenes, dedicados y firmados, que pertenecieron a figuras reconocidas de la literatura y la historia intelectual argentinas. El dato permite intuir la magnitud del trabajo de investigación que llevaron adelante e introduce la referencia a un primer criterio de selección. La letra intensa privilegia libros dedicados por sus autores a escritores amigos, allegados o afines y, salvo contadas excepciones, prescinde de aquellos en los que la inscripción y la rúbrica no pertenecen al autor de la obra sino al dueño del ejemplar. El efecto de la decisión es doble y conjugado: la economía y unidad de los materiales revierte sobre el sentido y la atmósfera del conjunto. Los mensajes y deseos manuscritos concentran universos afectivos: vínculos de admiración y reconocimiento, correspondidos y no, entre firmantes y destinatarios. Simpatías, camaraderías, amores, pero también disputas, reproches y desencuentros: pasiones intensas en pequeñas cápsulas.
La elegancia del montaje, un diseño de caja blanca con iluminación puntual sobre doce vitrinas de vidrio que sostienen los volúmenes marcados, favorece la proximidad y calidez que transmiten las caligrafías dispuestas en un primer plano, austero y despojado, en el que nada distrae de las historias que ellas entredicen. Las vitrinas se organizan según distintas pautas, entre las que prima la que reúne los ejemplares en torno al o los destinatarios: los dedicados a Silvina Ocampo, a ella y a Adolfo Bioy Casares, de uno a otro, a Alejandra Pizarnik, a Jorge Luis Borges, a Gonzalo Losada. Entre las otras, la que agrupa los libros firmados o recibidos por escritores del grupo Boedo y aquellas que enuncian un principio temático y temporal: “Lo personal es político” y “Dedicatorias decimonónicas”. Se suman al planteo expositivo, y le otorgan movimiento, dos constelaciones armadas en torno a una misma obra, Voces, de Antonio Porchia, y El humo, de Amelia Biagioni, dedicados a distintos destinarios. En las paredes, además de la exhibición de algunas cartas de puño y letra enmarcadas, provenientes del acervo de la Biblioteca Nacional y de la Biblioteca de la Universidad de Princeton, un juego sutil de imágenes, citas y textos curatoriales acompañan el recorrido de la muestra.
Ingeniosos y reservados, escuetos y torrenciales, decenas de escritores participan de un ritual hoy en desuso: Eduardo Holmberg, Enrique Molina, Osvaldo Lamborghini, Juan Filloy, Griselda Gambaro, Juana Manuela Gorriti, Manuel Puig, Norah Lange, Lucio V. Mansilla, Susana Thénon, Ernesto Sábato, Elías Castelnuovo, Paul Groussac, María Luisa Bombal, Nicolás Olivari, Juan Rodolfo Wilcock, Beatriz Guido, Ricardo Güiraldes, Pablo Neruda, Raúl Scalabrini Ortiz, Rodolfo Walsh, Rubén Darío, por mencionar sólo a algunos. De las perlas que incluye la muestra, el contraste entre el estilismo divertido de las inscripciones de Sara Gallardo y la parquedad recursiva y despersonalizada de Paco Urondo cuenta entre las más atractivas. Ninguna equipara, sin embargo, el melodrama en siete actos que despliegan las dedicatorias de Alberto Girri a Silvina Ocampo. La secuencia sorprende menos por la alusión a la sostenida indiferencia de la interlocutora que por la persistencia crispada con que el poeta le demanda respuesta.
La letra intensa. Ejemplares dedicados, coordinada por Evelyn Galiazo y Mauro Haddad, salas María Elena Walsh y Leopoldo Lugones y Plaza del Lector Rayuela, Biblioteca Nacional Mariano Moreno, Buenos Aires, 9 de agosto – 17 de marzo de 2025.
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