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“El pasado como una bolsa de peces muertos”, cantan Agustina Crespo y Juan Cerono en el disco debut de Colección de Eventos Extraños, Cámara oscura. Aunque el nombre del grupo que integran junto con Juliana Moreno (flautas), Lau Lovotti (contrabajo) y Carlos Brítez (viola) remite a un dispositivo óptico donde anidaban las condiciones para la invención de la fotografía, la máquina aquí se rige por los mismos principios. Con Cámara oscura, el quinteto ha aceptado un compromiso mínimo con la electricidad, ha grabado, claro, pero cuando se presenta en espacios acotados se abstiene del uso de la amplificación. La palabra “cámara” se desdobla por lo tanto en su significado: es un artificio basado en el uso de la luz y una práctica musical.
“Si queremos que haya un futuro habitable y compartido en nuestro planeta, este será un futuro sin conexión, desvinculado de los sistemas y operaciones destructores del mundo del capitalismo 24/7”, sostiene Jonathan Crary en Tierra quemada, y en un punto Colección de Eventos Extraños parece responder a esa necesidad de reformulación, tan a contramano y en un punto imperiosa cuando se articulan los problemas del cambio climático y la música. Aclaremos: no es que estamos ante un grupo de ambientalistas que organizan musicalmente su pesimismo. En ese despojamiento de los micrófonos y cableados, crean una dramaturgia y fijan una práctica. Lo “extraño” es ese evento que no se regula a través de una consola. Como si “el pasado como una bolsa de peces muertos”, el verso que proviene de un poema de Leila Sucari, fuera la misma manera de hacer las cosas delante de un público sin renunciar a la teatralidad. No por nada la canción se llama “Intemperie”.
Colección de Eventos Extraños propone otra renuncia: a los instrumentos armónicos. No hay guitarra ni piano. Predominan el contrapunto, la homorritmia, la textura y, también, naturalmente las disposiciones verticales que sostienen el canto. “Intemperie” es en ese sentido lo contrario al título: un lugar de llegada. La composición colectiva se nutre de distintas fuentes y, en este caso, descollan los usos de las técnicas extendidas de lo que conocemos como música contemporánea (todos ellos pertenecen a ese mundin, pero encuentran sus pasadizos para entrar y salir). La rugosidad rítmica del comienzo eriza y crea las condiciones para lo que sigue.
“Nana de la noche” es, sobre el final, fruto de una paradoja. La poesía pertenece a Federico García Lorca. El “Cuchi” Leguizamón reverbera en su interior. Sin embargo, no estamos en absoluto ante un menjunje. Es el trabajo textural, el uso de las voces, la expresividad de Cerono, lo que permite el desvío. La sombra del “Cuchi” se corporiza en “Juan Panadero”, aquella maravillosa zamba que escribió junto con Manuel Castilla y que con el Dúo Salteño tuvo su versión tan “enrarecida” como canónica porque encriptaba el mensaje incitador de todo lo que se puede hacer en las entrañas de una música cantada. El quinteto también propone sus bifurcaciones del modelo. Cuando más asume Colección de Eventos Extraños la canción como un laboratorio y sus integrantes se despojan de la membresía “contemporánea”, este disco de treinta y siete minutos encuentra sus puntos más altos. Con esa altura comienza Cámara oscura. “Preludio” es una carta de invitación. Las canciones se hilan a partir de ahí a través de interludios improvisados. Dicho de otra manera: enlazan, tejen una red.
“Quién nos salvará de la noche”, se pregunta García Lorca y lo recuerda Crespo. Lo “nocturno” podemos interpretarlo lejos de las proyecciones bucólicas del romanticismo. Sabemos que “se nos viene la noche”, atravesamos una era oscura y de una fría crueldad. En su reciente libro Policrisis. Cómo enfrentar el vaciamiento de las izquierdas y la expansión de las derechas autoritarias, Maristella Svampa recuerda la “era del hielo” que vivieron Europa y Asia a mediados del siglo XIII. Relee al geógrafo Bruce Campbell (The Great Transition. Climate, Disease and Society in the Late-Medieval World). La agricultura fue devastada. Irrumpieron la peste y el hambre. Murieron millones de hombres, mujeres y niños como consecuencia de variaciones climáticas ligadas a la erupción de diversos volcanes. Aquel colapso le permite reflexionar sobre el desastre civilizatorio presente en el cual convergen el calentamiento global con las desigualdades sociales, el desplazamiento de poblaciones, los conflictos bélicos, la crisis energética, la amenaza de nuevas pandemias y los riesgos que entraña el desarrollo febril de la inteligencia artificial. A diferencia del pasado (con su “bolsa de peces muertos”), remarca Svampa con lucidez, la debacle actual es de origen antrópico. La produce el capitalismo. Y esta digresión social, este tono tan ajeno a una reseña, debe tener su cauce. Un sentido. Tanto en el Medioevo como aquí y ahora, en medio de la desesperanza y el embotamiento, surgen momentos de floración. El off line de Colección de Eventos Extraños, acotado aún, en ciernes, puede funcionar como recordatorio. Acaso una promesa.
Colección de Eventos Extraños, Cámara oscura, 2025, disponible en Spotify, Tidal, YouTube.
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