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La historia de la música electrónica bailable en la Argentina es un terreno sobre el que todavía sabemos muy poco. Existen algunos trabajos académicos muy buenos al respecto, más volcados a la indagación etnográfica, como los de Guadalupe Gallo y Victoria Irisarri. El poder del techno en los surcos del vinilo, de Ernesto Lavega, es un libro un tanto distinto. Por un lado, comparte ese origen académico y, consiguientemente, enfrenta dificultades similares a las de esos otros antecedentes, que permanecen desconocidos para todo un público seguramente interesado en estos temas. Por otro lado, su propuesta es algo diferente y tal vez más accesible para ese universo más vasto de lectores, porque apuesta a ofrecer una mirada de largo aliento, abarcando la historia de “la escena dance electrónica en la Argentina” entre 1988-1989 y 2020.
El libro es el resultado de una tesis de licenciatura en Historia de la Universidad Nacional de Quilmes y fue editado por la Unidad de Publicaciones del Departamento de Ciencias Sociales de esa misma institución. Es una iniciativa editorial excelente, que ofrece todos sus libros en acceso abierto, pero que no está en librerías ni cuenta con otra difusión que la institucional. El acercamiento de Lavega al tema, por otra parte, no es meramente el de un estudiante dispuesto a realizar una investigación, sino el de alguien que elige revisar con el aparato crítico de las ciencias sociales un fenómeno del que ha participado. Este rol de protagonista, su sentido de pertenencia, está poco explicitado (sólo en los agradecimientos queda un poco más expuesto) y, sobre todo, poco problematizado. Lo cual no impide que sea justamente en la conjugación de ese carácter testimonial con la mirada del historiador donde radican las mayores virtudes del libro y también algunos de sus problemas.
Las fuentes de la investigación son una serie de entrevistas a protagonistas y un número acotado de notas periodísticas (casi todas posteriores a 2010). El libro está ilustrado con algunas imágenes de archivo e incluye, al final, una playlist muy interesante, aunque casi no trabajada en el texto. La cantidad de datos sobre la historia del techno que se ofrecen a lo largo de las páginas demuestra, sin embargo, que el autor también fue su propio “informante clave”. Si se trata de reconstruir “fácticamente” la historia del dance electrónico, el trabajo es de por sí muy importante: nombra artistas, lugares y tecnologías musicales, destaca la función de las drogas y los viajes, y reconoce el peso de los factores políticos y económicos en tres momentos históricos distintos (tres tracks, en la jerga del autor: los “orígenes” y los períodos pre- y post-Tragedia de Cromañón).
Pero el libro va claramente más allá del testimonio y, para ello, recurre al marco teórico-metodológico de los estudios sociales de la tecnología. El enfoque es explicado repetidas (tal vez demasiadas) veces por el autor a lo largo de los capítulos: de lo que se trata es de superar tanto el determinismo tecnológico como el social para comprender el “funcionamiento” del techno argentino entre 1988-1989 y la actualidad como una co-construcción socio-técnica en la que intervinieron en relaciones variadas y asimétricas “DJs, productores, dancers, soportes musicales, equipos de reproducción, sistemas de sonido, cajas rítmicas, sintetizadores, éxtasis, agua, lugares/‘no lugares’ y organismos, instituciones y entidades estatales y sus actores representantes”.
Esta aproximación permite trascender la enumeración de actores (humanos y no humanos), organizar la exposición y proponer una explicación simple pero efectiva a la pregunta de cómo fue posible que haya surgido y se haya desarrollado una expresión de la música dance electrónica en la Argentina. Así, algunos de los aportes más originales y atractivos del libro tienen que ver con la forma en que resalta la importancia de objetos como el agua (necesaria para procesar la combinación del consumo de MDMA-éxtasis con las largas sesiones de baile) o la elaboración del concepto de “tecnología de la coima”, imprescindible para entender la historia de la música argentina desde los ochenta hasta Cromañón (y posiblemente después también).
La reconstrucción de la “alianza sociotécnica” del techno argentino tiene, no obstante, algunas limitaciones que vale la pena advertir. Su efecto retórico es totalizador: todo parece comprendido y todo parece vinculado entre sí. Sin embargo, ni los criterios de inclusión/exclusión ni los de asociación entre unidades terminan de ser explicitados. Lo mismo sucede con los muy seductores gráficos que acompañan el texto, plagados de casilleros y flechas de distintos colores y formas que no se referencian. Un caso como el de los artistas (DJs y productores) sugiere, por ejemplo, una cierta invisibilización de actores menos destacados o con trayectorias menos duraderas o exitosas.
Son problemas historiográficos que vale la pena marcar, pero que en todo caso revelan lo poco que se sabe sobre esta historia y lo mucho que resta por estudiar. El poder del techno en los surcos del vinilo de Ernesto Lavega constituye, en este sentido, un track muy valioso, que merece la pena poner a girar.
Ernesto Lavega, El poder del techno en los surcos del vinilo. La escena dance electrónica en Argentina (1988/89-2020), Universidad Nacional de Quilmes, 2023, 176 págs.
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