Inicio » MÚSICA » The Sky Will Still Be There Tomorrow

The Sky Will Still Be There Tomorrow

Charles Lloyd

MÚSICA

El 15 de marzo de 2024, con un sempiterno sol matinal entrando por la venta de su hogar en Santa Bárbara, Charles Lloyd festejó su cumpleaños número ochenta y seis regalándose a sí mismo la salida del álbum The Sky Will Still Be There Tomorrow. Para alguien de su edad, el título de la flamante composición que sirve de nombre al bellísimo álbum doble lanzado por Blue Note Records puede resultar algo descorazonador, acaso un memento mori de inquietante proximidad. Sin embargo, Lloyd parece estar en paz con su vida, y aún creativo con su música. Sabe que “mañana el cielo seguirá estando allí”, pero no es su propia ausencia, inevitable, lo que lo aflige, sino los nubarrones que persisten sobre un mundo que él aún intenta embellecer con música. Incluso podría decirse, siguiendo a Edward Said en su tesis sobre el estilo tardío, que el legendario saxofonista y compositor pertenece a la clase de creadores que, lejos que prolongar lo ya hecho con pereza epigonal, con los años han sabido ganar una madurez especial, un nuevo espíritu de reconciliación y serenidad.

Si pensamos que Lloyd comenzó a tallar seriamente en el mundo del jazz un par de años antes de que John Coltrane grabara A Love Supreme, y que hoy su nuevo cuarteto figura entre los combos más notables de la agenda 2024, no podemos menos que experimentar un vértigo de tiempo histórico. A la vez testigo y actor de las sucesivas mutaciones del jazz moderno, este notable músico forjó su sonoridad y definió sus principales ideas en los años sesenta, cuando su nombre llegó a ser más conocido que el de cualquier otro músico de jazz que pretendiera ser escuchado con atención en la Era de Acuario. De aquellos años, Lloyd aprendió a solear tanto sobre standards como sobre formas abiertas, entrar y salir de la tonalidad de modo fluido, apelar a los yeites de la técnica extendida (sin abusar jamás de ellos), incorporar escalas extraoccidentales y experimentar con rítmicas del rock, el funk y el folk sin abandonar el lenguaje del jazz.

Tras desempeñarse como director musical de Chico Hamilton y formar parte del grupo de Cannonball Adderley, en 1966 Lloyd dio forma a su primer cuarteto con los muy jóvenes Keith Jarrett (piano), Cecil McBee (contrabajo) y Jack DeJohnette (batería). En muy poco tiempo, el grupo marcó un hito en la historia de la música de improvisación: compartió cartel en el Fillmore de San Francisco con Jimi Hendrix y Grateful Dead, vendió un millón de unidades del volcánico Forest Flower: Charles Lloyd at Monterey e hizo una gira por la Unión Soviética en plena guerra fría. En cuanto a la conexión de su música con el Zeitgeist de entonces, no sería exagerado afirmar que se adelantó a la de Miles Davis en recorrer la senda de fusión del jazz con el rock, si bien prefiriendo siempre los formatos acústicos sobre los eléctricos.

Pero las siguientes vidas de Lloyd no fueron menos interesantes que aquella de los años sesenta. En 1981, tras un breve retiro de meditación zen, Charles descubrió e incorporó a su nuevo combo al joven pianista francés Michel Petrucciani. A fines de los ochenta pasó a las filas del sello ECM; allí sus alianzas sonoras con el guitarrista John Abercrombie, el maestro de tabla Zakir Hussain o el baterista Billy Higgins produjeron un jazz de cámara cautivante y nada convencional, mientras Lloyd seguía atentamente los talentos de Bill Frisell y Brad Mehldau. Finalmente, en 2015 el veterano saxofonista firmó con Blue Note. Para esta casa discográfica grabó diez discos con diferentes formaciones. Mejor dicho, once: The Sky Will Still Be There Tomorrow es la culminación de un crescendo artístico sorprendente. Un caso ejemplar de estilo tardío. En esta última aventura lo acompañan —aunque mejor sería decir que lo complementan— Jason Moran en piano, Larry Grenadier en contrabajo y Brian Blade en batería.

¿El nuevo Lloyd es la suma de todos los anteriores o una invención “tardía”, un nuevo espíritu de reconciliación y serenidad? Es difícil saberlo. Por lo pronto, el principio de continuidad reside en el sonido de su tenor —esa magia de cámara y lengüeta que cada soplador prepara a su propio gusto—, que no parece haber cambiado demasiado a lo largo de los años. Alguien lo definió como “un Coltrane frágil”; no es una imagen del todo errada, siempre que despojemos el adjetivo de la connotación de debilidad. Con un dejo del melancólico Lester Young, Lloyd es un maestro de la fluidez, los contrastes y los matices. Quienes lo admiramos desde hace varios años sospechamos que ni la crítica ni la historiografía del jazz han sido del todo justos con él como saxofonista. En “Defiant, Tender Warrior” la seda de su voz instrumental es asombrosa, y se la puede contrastar con el staccato inquieto de “Monks Dance” —el tour de force del pianista Moran—, o con el tono lacerante de “The Ghost of Lady Day”, ofrenda musical a Billie Holiday.

Pero el sonido Lloyd, que también tiene expresión original en la flauta, es inalienable de la trama del grupo, y esta, a su vez, de las composiciones. De los quince tracks que conforman el álbum, seis temas son (o eran) inéditos —fueron compuestos durante la pandemia—, siete pertenecen a discos anteriores de Lloyd (de estos destaca “Cape to Cairo”, incluido en All My Relations) y dos son canciones tradicionales (atención con la hímnica “Lift Every Voice and Sing”). Como compositor, Lloyd retoma la lección de su amigo Ornette Coleman de pensar la música en términos de apertura formal, si bien no comulga con el atonalismo (al menos no de manera sistemática). La música de Lloyd es variada y, al mismo tiempo, serena. Un lejano aire folk, de engañosa sencillez, impregna matrices de balada, blues y, como en The Sky…, frases angulares de bebop. El vaivén entre un clima bucólico y un suave groove de raíz afro es una constante a lo largo de los casi noventa minutos de un álbum tan seductor como inasible. Un triunfo de la música sobre la vejez. O, como escribió John Fordham de The Guardian, una serie de poemas tonales sublimes.

Charles Lloyd, The Sky Will Still Be There Tomorrow, Blue Note Records, 2024.

19 Sep, 2024
  • 0

    Otra ofrenda musical

    Ensamble Tropi

    Gustavo Toba
    10 Oct

    La Ofrenda musical fue compuesta por Johann Sebastian Bach en 1747, tres años antes de su muerte. Es una obra de gran complejidad formal en la que...

  • 0

    Diamond Jubilee

    Cindy Lee

    Eric Olsen
    29 Ago

    Internet se ha vuelto un canal para que algunos conceptos del pasado reciente regresen en forma de revivals. Claro que las modas cíclicas existían mucho antes de...

  • 0

    Milton + esperanza

    Milton Nascimento / esperanza spalding

    Abel Gilbert
    22 Ago

    Milton Nascimento tiene ochenta y un años y cree en la existencia de la vida en otros planetas. Es más: dijo haber tenido encuentros cercanos de tercer...

  • Send this to friend