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Si, como señala Liliana Porter citando a Oscar Wilde, lo más importante de la vida está en los detalles, tal vez lo importante del teatro esté en los entreactos, aquellos momentos en los que el espectador se toma un breve descanso y, sobre todo, hace un poco de vida social mientras se prepara el escenario para la continuación del drama. Quizás el entreacto, al igual que el detalle, pueda aproximarnos a breves momentos de iluminación acerca de lo cómico, lo patético, lo absurdo, lo bello y lo incomprensible que suele fugarse de la experiencia ordinaria.
En Entreactos: situaciones breves, la artista vuelve sobre sus trabajos anteriores y, al mismo tiempo, se lanza por primera vez al teatro. Aquí las situaciones se desarrollan en dieciséis cuadros de escasos minutos de duración, independientes entre sí y encabezados por su título. Se ha cambiado la característica espacialidad blanca por una caja negra, y los pequeños muñecos, por actores y bailarines de condición (y escala) humana. Si Mickey, el Che, Mao y los Kennedy se mezclan con pingüinitos, pastorcitas, soldaditos y monitos de variada procedencia temporal, en el teatro, los fragmentos de Sucesos argentinos se cruzan con la iconografía de la Rusia revolucionaria, un almuerzo mediático al estilo de los de Mirtha Legrand y la participación de Mariquita Sánchez de Thompson (que no se priva de agitar una pancarta y arrojar folletos al público).
La escena teatral remite a la inexpresividad de aquellos muñequitos, a lo desconcertante de sus acciones y de sus situaciones, pero también a que los actores actúan sobre el escenario y todos nosotros actuamos y nos repetimos en la vida. Aunque en la repetición también hay diferencia. De allí que los actores se repitan fuera del escenario pero no dentro del ensayo, que el hombre frente al espejo se vista con prendas idénticas a las que ya tiene puestas y que los gemelos se sorprendan uno al otro cargando dos patos iguales, aunque distintos (uno real y otro embalsamado). Como leitmotiv, un hombre adulto, con traje oscuro, camina con ritmo pausado llevando un patito de madera.
El espectáculo tuvo su propio entreacto, momento en donde se puso en juego la sociabilidad del teatro, y la société porteña del arte fue convocada a viva voz por un preceptor de escuela que pasaba lista al público de invitados. Juego entre realidad y ficción que se extiende a la participación, entre otros, de la historiadora del arte Laura Malosetti Costa en el papel de Mariquita y de la actriz Luisa Kulliok y el coleccionista Esteban Tedesco haciendo de ellos mismos en el almuerzo.
Pero también otros espectadores, menos conocidos, tuvimos nuestra breve situación teatral. En la primera fila, el cartero me entregó un sobre que contenía un ala de mariposa (de tul, con lentejuelas y purpurina). Imagen del programa de mano, mi mariposa es mi souvenir y mi detalle de los Entreactos de Liliana Porter.
Entreactos: situaciones breves, dirección de Liliana Porter, codirección de Ana Tiscornia, producción asociada del Complejo Teatral de Buenos Aires y su programa Rituales de Pasaje, con el Departamento de Arte de la Universidad Torcuato Di Tella, Teatro Sarmiento, Buenos Aires.
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