Decepciones

Este breve libro en forma de fanzine editado por Homo Faber recupera una conferencia del cronista mexicano presentada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires durante su visita al país en junio de 2005. El texto se propone darle un marco a la definición de aquella zona pantanosa que remite a la práctica artística conocida como performance. Sin embargo, la teoría que atraviesa transversalmente el texto/conferencia es la que sigue: la práctica de la performance y la de la religión —al menos en el territorio mexicano, aunque las ideas podrían extenderse al latinoamericano— tienen grandes elementos en común. Atravesadas por órdenes igualmente ligados al plano del espectáculo, ambas comparten abundantes rasgos en un presente contemporáneo minado por la mediación tecnológica en la producción de la realidad. Monsiváis afirma, de forma contundente: “Las personas disfrutan con ímpetu similar los ritos de la trascendencia de la religión y la espontaneidad del show” y su disquisición, entonces, se materializa en diez ejemplos concretos —escenas, personajes, instantáneas— que desmenuza y explica. No sin humor, ironía y la suspicacia de un observador cronista que sabe dónde poner el acento, relata episodios como el de una celebración teatral de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, México, que se transforma con la presencia ubicua de cámaras que la registran y la actualizan a un mundo digitado por los avatares de las imágenes tecnológicas; en otro ejemplo, Monsiváis proyecta la definición de performance de Diana Taylor sobre el caso de un grupo de vecinos que, para la celebración de Semana Santa, pide al alcalde que en la representación de la Pasión de Cristo se usen villanos reconocibles del estilo Darth Vader o Freddy Krueger en lugar de centuriones o soldados. Más adelante reconstruye un monólogo escuchado a un criminal callejero que lleva impresas fuertes marcas de exhortación sacerdotal mezcladas con el habla machista de los personajes cinematográficos. Concluye allí que los monólogos populares beben, en gran medida, de ambos regímenes culturales. También recoge experiencias tales como las de aquellos obreros y campesinos que se desnudan frente a edificios administrativos, un policía que se crucifica como forma de protesta o un suicida que se asoma a un balcón: todas tienen en común, invoca, el hecho de que guardan la esperanza de que sus imágenes adquieran estatuto virulento por vía de la cultura mediática. Monsiváis también registra asuntos particulares como el género talk-show televisivo —verdadero confesionario, apunta— y toma nota de forma perspicaz cuando concurre en calidad de cronista a un auditorio colmado para escuchar a un pastor. Lo que transcribe abunda en consejos ligados a la utopía del self-help o autoayuda y advierte que a la salida del espectáculo lo que se vende es, en efecto, la reproducción de sus consejos en la forma de libros y DVD. Esta publicación es, sin duda, una importante contribución para pensar aún hoy y casi una década después de la intervención pública de Monsiváis, las formas en que se entraman asuntos de urgencia en territorio latinoamericano tales como la performance, la política, el plano de los afectos y el ecosistema mediático.
Carlos Monsiváis, La performance como religión, la religión como performance, Homo Faber, 2024, 30 págs.
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