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“Pensar otros modelos de narrar la historia es poner en acto el misterio de las cosas y la flotación del sentido”, escribe Jimena Ferreiro en el texto curatorial de Arte cosa. Discreta historia local de la deformidad. Una obra de Rubén Santantonín —de las pocas que no perdimos en el fuego— es el punto de partida para esta exhibición que propone una conversación transtemporal entre el arte de los sesenta y los noventa. Establecer nuevas relaciones es reconfigurar el orden de las cosas, y cuando se trata de dos períodos tan míticos como visitados historiográficamente, no es un desafío menor. La deformidad y el cosismo entendidos como rasgos idiosincráticos del arte argentino son, en este caso, la clave que permite ensayar una historia contingente, delinear un mapa deformado, trazar una genealogía porosa y rota, atravesada por la reivindicación al más antihéroe de los héroes.
Las relaciones presentadas en la muestra fueron formuladas desde un horizonte de pensamiento propio de nuestro tiempo y, por lo tanto, buscan eludir las categorías canónicas para pensar más allá de sus límites. Las salas de Roldán Moderno son el laboratorio donde experimentar una posible confluencia —entre tantas— de las poéticas de la neovanguardia y sus esquemas de actualizaciones contemporáneos.
Según Gadamer, el intérprete siempre proyecta un sentido preexistente sobre lo que interpreta, que desde luego no se forma al margen del pasado. Y a veces, en ese proceso, tiene lugar lo que él llamó “fusión de horizontes”, que es el resultado de la asimilación de las tensiones entre el presente y la tradición. De eso se trata Arte cosa, de reunir un conjunto de imágenes para proponer nuevas analogías y, con ellas, nuevos trayectos de pensamiento. “Es la escenificación de un sistema intergeneracional que se traduce en modos del hacer, imaginarios, premoniciones y animismos que dibujan la trayectoria del arte de los sesenta y su legado precario, materialista y opaco de los noventa”, nos dice Ferreiro.
Si en los sesenta el imperativo fue violentar la materia para accionar sobre la historia y subvertir el canon impuesto desde afuera, en los noventa el uso de elementos precarios o asociados al consumo y el descarte sirvieron para vehiculizar fantasías de lujo y transmutación. La muestra da cuenta de las múltiples configuraciones que adquirió en uno y otro período la materia, ya sea para darle forma a la “cosa” o para contener su deformidad.
La superación del objeto animado por la pasión humana a la que Santantonín llamó COSA, la fusión entre escultura y pintura que dio cuerpo al Integralismo de Renart, los procedimientos quirúrgicos con los que Nicola Costantino dio vida a sus Chanchobolas, los desgarros e incisiones que Di Benedetto imprimió en la superficie pictórica, el bordado sobre frazadas con el que Centurión escribió sobre la proximidad de la muerte, la intervención bricoleuse con la que Pombo o Londaibere transformaron basura en delicadas piezas de exhibición, la gestualidad y el caos en la Nueva Figuración de Noé y Deira; todas fueron experimentaciones sensibles formuladas en la búsqueda de repertorios propios que permitieran esquivar los lenguajes establecidos.
El relato recorre dos instancias diferentes pero complementarias. La primera se transita en la sala, donde se produce el encuentro entre las imágenes en el marco de una museografía muy bien cuidada en la que conviven, dialogan y se interpelan las obras. La segunda, tan sustancial como la primera, es el libro que acompaña la muestra, donde se publica el texto completo de Ferreiro. Cuando se estudien estos períodos, de ahora en más, será ineludible visitar este trabajo. Si algo queda claro con esta exposición es que la práctica curatorial se enriquece cuando resulta una herramienta que desarticula lecturas anquilosadas para proponer desvíos, cuando se permite sobreescribir, tachar, borrar y volver a empezar una y otra vez. “Quémese después de leerse”, nos pide su curadora antes de poner el punto final.
Arte cosa. Discreta historia local de la deformidad, curaduría de Jimena Ferreiro, Roldán Moderno, Buenos Aires, 23 de agosto – 10 de octubre de 2022. Artistas: Rubén Santantonín, Antonio Berni, Luis Felipe Noé, Ernesto Deira, Luis Wells, Jorge de la Vega, Kenneth Kemble, Alberto Heredia, Emilio Renart, Juan Del Prete, Yente, Noemí Di Benedetto, Aldo Paparella, Jorge Gumier Maier, Liliana Maresca, Pablo Suárez, Marcelo Pombo, Miguel Harte, Alfredo Londaibere, Feliciano Centurión, Sebastián Gordín, Rubén Baldemar, Elba Bairon, Marina De Caro, Ariadna Pastorini, Nicola Costantino, Fernanda Laguna, Luciana Lamothe, Lucrecia Lionti, Joaquín Aras y Laura Códega.
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