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Exposición #13

Pedro Patrulla

ARTE

Curada por Soledad Erdocia y Ana Markman en Laboratorio Festival, Exposición #13, la nueva muestra de Pedro Patrulla, recupera un conjunto de obras producidas por el artista durante los últimos diez años. La meticulosidad de su pintura figurativa y seductora, que transita sin escrúpulos entre la literalidad y el misterio para materializar objetos y lugares mundanos de un pasado cercano que persiste (e insiste) en el presente, le da a la muestra un cierto barniz de extrañamiento.

En sus “Vanitas” retrata jazmines y fresias de colores vibrantes que mueren lentamente sin renunciar a su belleza y condensa la brevedad y futilidad de la existencia en un puñado de caramelos Media Hora o en el humo de un cigarrillo 43/70 que asciende, como un nexo con aquello que se encuentra más allá del plano terrenal.

En el díptico “Pírrica” (2023) pinta una noche cerrada en los bosques de Palermo, donde los árboles parecen devorar la luminaria pública del parque predilecto de la clase media alta porteña. Se retrata como un espacio más bien distópico, fuera de la normativización impuesta por la ciudad, en potencia para el narcomenudeo, para encuentros sexuales o para aquellxs que deciden detenerse luego de salir a manejar sin rumbo para combatir el insomnio. Estas escenas continúan en “Noche aspen 102.3” (2018), una pintura de una esquina del microcentro donde las sirenas azules iluminan desde el fondo de la cuadra y un taxi vacío se acerca como una invitación a subirse y huir del encierro del centro porteño.

En cambio, en “Esquina de provincia” (2023), Patrulla reconstruye una esquina de la localidad de Lanús durante los años ochenta, con la monumentalidad, la ilusión y la esperanza de la mirada de un infante. Allí se aloja un deseo de salir a jugar en la vereda, o el impulso adolescente de ranchear en una esquina tomando una cerveza. Imágenes que proponen el deseo de un niño o un adolescente del conurbano de recuperar la calle y el espacio público en una democracia soleada, luego de años de oscuridad y violencia.

Lo latente, aquello que está contenido y a punto de irrumpir, también emerge en “David era Roberto” (2021), donde un personaje semidesnudo está a punto de atravesar la pantalla de un televisor de tubo al borde de una mesa, sobre la que se iluminan restos de una cena austera en una habitación a oscuras. En “Berlinesas” (2014), donde el dulce de leche de las tradicionales facturas está a punto de escurrirse luego de un mordiscón, como si el engolosinamiento no hubiese dado tiempo a usar el mantequero ornamentado para cortarlas a la mitad; o en el semen de “Papitos separados III: los hijos” (2017) que alojan los profilácticos usados y amenaza con avanzar hacia las hendiduras del piso de pinotea. En estas imágenes subyace un erotismo inquietante; a pesar de la ausencia de personajes se percibe una presencia, como si alguien estuviese observando fuera de cuadro o recién acabara de irse.

En otras obras, Patrulla desciende a las profundidades de la historia del arte para establecer relaciones con obras y pinturas, como la cita de El Bosco en la copia de la tabla central del tríptico “Las tentaciones de San Antonio” (1501). En “El gato muerto” (2022) se aleja de la gran historia del arte para acercarse a un cartelista anónimo. La cita, en esta ocasión, es a una marquesina de la Galería 5ta Avenida. Se podría tratar de meras operaciones apropiacionistas —a esta altura, tradicionales en el arte contemporáneo—, pero también de una forma de pensar la pintura un poco más alejada de la concepción moderna del arte, donde priman la originalidad y la autoría individual, y más como un ejercicio colectivo a lo largo del tiempo, que encarna tantas formas y técnicas como personas.

Con este conjunto de obras, Patrulla invita a deambular por la sala y a detenerse una y otra vez para encontrar (sin necesidad de buscarlos) detalles y sutilezas que pueblan sus pinturas. Invita a perderse, como quien yira en una ciudad distópica, entre parques oscuros y galerías comerciales vacías, entre la memoria colectiva y los recuerdos personales, en la búsqueda de una imagen certera, de un encuentro feliz.

 

Pedro Patrulla, Exposición #13, curaduría de Soledad Erdocia y Ana Markman, Laboratorio de Festival, Buenos Aires, 22 de junio – 12 de julio de 2023.

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