Otra Parte es un buscador de sorpresas de la cultura
más fiable que Google, Instagram, Youtube, Twitter o Spotify.
Lleva veinte años haciendo crítica, no quiere venderte nada y es gratis.
Apoyanos.
La obra de Jazmín Kullock (Buenos Aires, 1995) empezó a verse con mayor frecuencia durante los últimos años en exhibiciones colectivas, ferias o residencias como Boca de Fuego de Munar y, en cualquiera de esos casos, siempre condensando la presencia de una obra madura, con un discurso pictórico que da cuenta tanto de una irrupción consciente en el entramado del presente como del desarrollo de una técnica procesada y trabajada.
Por eso no es extraño que, en marzo de 2021, en el nuevo espacio del galerista Alberto Sendrós —que hace su reaparición en la escena para continuar con la escritura del arte emergente—, haya inaugurado La noche espesa, su primera muestra individual en la sala del edificio VFE 584, en La Boca.
La noche espesa reúne el trabajo de los últimos dos años, en los que Jazmín Kullock se sumergió en la tradición del autorretrato femenino, un topic para dedicarle muchos más caracteres que los que entran en una reseña, pero que en la narrativa de esta muestra en particular puede leerse, en primer lugar, como un trabajo en torno a la reconfiguración de la identidad femenina, en donde las mujeres que eran niñas en diciembre de 2001 y adultas durante el despertar de la marea verde asumieron un protagonismo como productoras de sentido a partir de una nueva mirada política sobre los modos de retratar lo femenino, así como sobre el concepto de la imagen femenina en general. En segundo lugar, puede leerse en términos de la tradición latinoamericana que sitúa a Frida Kahlo como la iniciadora de un nuevo tipo de autorretrato. De hecho, una de las esculturas de la muestra es una clara recreación de la pintura Mi nacimiento, de la artista mexicana. Desde una perspectiva localista, también se podría pensar un vínculo con los autorretratos de Marcia Schvartz, en los que se puede percibir un tipo de trazo que ella convirtió en un recurso para deformar la silueta del personaje retratado, algo que Jazmín evoca consciente o inconscientemente, y sobre todo en el modo descarnado de exponer la intimidad. Intimidad no como sinónimo de desnudez, sino como esa zona donde se manifiestan un conjunto de prácticas que se realizan en el fuero interno, ya sean de modo privado o público.
Así es como las obras exhibidas en la sala (cuatro esculturas y cinco pinturas) funcionan en su conjunto como un diario íntimo donde Kullock repasa distintas instancias de su vida en las que construye una erótica del grotesco.
Unas últimas palabras dedicadas al montaje: realizado por el artista y escenógrafo Endi Ruiz, le aporta a la exhibición un aura teatral que le permite a cada obra generar un clima propio y autónomo y, al mismo tiempo, agotar sus posibilidades contemplativas.
Jazmín Kullock, La noche espesa, Galería Sendrós, Buenos Aires, 5 de marzo – 3 de abril de 2021.
La historia de la pintura del último siglo se podría escribir como la historia de sus modos de lidiar con la expectativa de permanencia. Trastocar la voluntad...
Al entrar en la sala, nos recibe una placa con un dato histórico sobre el espacio: antes de ser un centro cultural municipal, fue el...
Quinientas personas obrando para trasladar una duna resulta ser, desde donde se lo mire, la síntesis perfecta de una tarea innecesaria. Las dunas, por si alguien lo...
Send this to friend