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El trabajo que viene realizando desde hace una década Maximiliano Masuelli (Rosario, 1983) en su rol dual de investigador y curador de T.R.I.P.A. (Trabajo de Registro e Investigación sobre Paisaje Argentino) permite pensar la pintura como una sumatoria de vertientes que confluyen en un punto nodal. Ese punto puede optar por tomar la forma de una terraza, una calle céntrica o la vera de un río, lo mismo da; su régimen convergente lo brinda el hecho de pertenecer a un territorio común a todos nosotros: la proteica geografía argentina.
El trabajo cartográfico recorre el arco que va desde principios del siglo XX hasta 1985, recopilando imágenes que, como instantáneas, reflejan caprichosos retratos del campo o la ciudad. Es copioso el registro de autores que Masuelli trae a nuestros días (de Felipe Aguirre a Agustín Zapata Gollán), acompañando la sucesión de estas imágenes sólo con el nombre del autor a cuestas. Lo interesante del ejercicio es un tipo de acumulación que poco a poco va concentrándose y decanta en pequeñas historias que ayudan a atrapar a curiosos. Así nos enteramos de que “María Angélica Junquet realizó crepusculares paisajes al óleo”, de que “recién llegada a la Argentina, Mariette Lydis dibujó El palo borracho”, y a la vez contamos con un testimonio de Luis Ouvrard que habla de la espera, del exacto momento en que se dispone al oficio del pintor: “En la madrugada ya estábamos sobre la barranca, esperando que el sol saliera y tiñera de oro los árboles y ranchos y se levantara esa bruma tan cara a los maestros impresionistas.” En una sola página pueden figurar, en conjunto, una pintura de Yente, otra de Jorge Larco y una última de Jose Luis Menghi, y demostrar que las sinonimias entre ellos son más grandes de lo que a priori nos podría parecer. Claro está que la explosión de imágenes es tan vasta (190 reproducciones) que reviste la forma de una invitación al deslumbramiento y al encanto, y logra hacernos pensar que las posibilidades en el cruce de escuelas y de visiones de estos maestros albergan infinitas combinaciones.
El curioso lector puede, hacia el final del libro, satisfacer sus necesidades esnobistas y atar cabos sueltos entre el nombre de la obra y su ejecutor, lo cual permite a su vez una configuración desestructurada, algo así como el desplazamiento à la carte por el nutrido catálogo de paisaje argentino para así constatar, con una cuota de satisfacción justificada, la riqueza que alberga la pensada colección que se presenta en las páginas de T.R.I.P.A.
Maximiliano Masuelli, T.R.I.P.A. Trabajo de Registro e Investigación sobre Paisaje Argentino, Ivan Rosado, 2019, 128 págs.
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