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Cornelius Castoriadis (1922-1997), filósofo, militante marxista y trotskista, economista, psicoanalista —sucesivamente—, tuvo una vida activa e intensa, tanto pública como privada, que François Dosse, historiador y autor de importantes biografías de Paul Ricoeur, Michel de Certeau, Gilles Deleuze y Felix Guattari, encara con su ya conocida maestría y abundancia de materiales: archivos, libros, documentos audiovisuales y decenas de entrevistas a colegas, familiares y amigos. En este caso, la biografía desarrolla una contradicción: Castoriadis era un tanto outsider en el mundo intelectual, al mismo tiempo que recibía reconocimientos y toda clase de elogios: entre otros, del historiador Pierre Vidal-Naquet, quien lo llamó “genio”; de Edgar Morin, quien lo consideró compañero de armas; y de Octavio Paz, quien quedó deslumbrado por su inteligencia y capacidad crítica.
Hay fechas que puntúan la vida de este intelectual: en 1936 se instala la dictadura de Ioannis Metaxás, lo que no impide que Atenas bulla, en cafés, cines y librerías, con un movimiento juvenil del que participa Castoriadis. En 1941 llega la ocupación del nazismo, al tiempo que continúan amplios movimientos de resistencia y guerrillas. Para 1945, cuando termina la Segunda Guerra Mundial, avanzan los Aliados y el país es ocupado por el ejército británico —como parte de los acuerdos de Yalta—, Castoriadis, con veintitrés años, deja Grecia: parte al exilio, a Francia, en la que se conocería como “nave de los griegos”. Allí continuará su militancia política en el PCI, sección de la IV Internacional, hasta que rompe con el partido, discutiendo qué era la URSS (ya no la consideraba un Estado obrero) y la burocracia (un “nueva clase social”, explotadora). Junto con Claude Lefort, comenzará entonces la aventura del grupo (y revista del mismo nombre) Socialismo o Barbarie, como principal referente político e intelectual. Es un período de intensa producción bajo distintos seudónimos, para evitar cualquier riesgo de expulsión del país.
Dosse sigue pormenorizadamente la vida de Castoriadis: sus amores, parejas e hijos (¡a su primera hija la bautizó Sparta!), su trabajo como funcionario en la OCDE (que le permitía vivir y financiar su empresa política), su relación con Guy Debord. Y nuevamente, fechas: 1956, año de la invasión a Hungría, que confirma el antiestalinismo del grupo SoB; 1967, año de disolución del grupo, paradójicamente poco antes del estallido social obrero y juvenil de Mayo del 68; 1975, año de aparición de La institución imaginaria de la sociedad, que le dará creciente notoriedad, donde postula su teoría del “imaginario radical” como producto de la autonomía del sujeto, ante el “imaginario constituido”, y despliega su apuesta por el surgimiento del “acontecimiento”. Luego, tras el período de efervescencia revolucionaria, nuevos rumbos: el psicoanálisis, con un viraje de Marx a Freud, y más tarde, de este a Lacan, sin abandonar la filosofía política y el pensamiento social. No faltan en el libro otros viajes e intervenciones —el diálogo con Habermas— y su creciente influencia y proyección internacional, en distintas disciplinas (filosofía, historia, arte), así como su firma contra la dictadura argentina instaurada en 1976 y una carta a una familiar de desaparecidos.
François Dosse, Castoriadis. Una vida, traducción de Horacio Pons, El Cuenco de Plata, 2018, 512 págs.
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